En esta esquina no se habla de política. Así ha sido durante años, pero es que a una le resulta difícil permanecer callada cuando inventos como Vox emergen y se empeñan en formar parte de la cosa pública. Aunque tengamos la tentación de no tomarlos en serio, una mañana te despiertas con la noticia de que algunos de sus líderes se dieron una vuelta por Pamplona y no se cortaron un pelo despidiendo el mitin con un “arriba España”. Claro que antes apostaron sin rubor por una merma del autogobierno foral y atacaron al feminismo por destruir a la familia, al euskera por ser una imposición, a Skolae por blasfemo y panfleto comunista y más y más. Si tanta caspa no diera miedo, pensaríamos en un maldito viejo chiste.

Con estas mimbres, no consigo entender el disgusto que tiene la señora, da igual su nombre, que ha expresado su incredulidad porque, tras entrar en semejante organización, ésta le ha abierto un expediente en tanto que su marido es un médico que practica abortos en Navarra. Tras darse de baja, la mujer dice sentirse engañada y decepcionada con Vox ¿De verdad hay quienes piensan que se trata de una formación democrática en la que se respeta el pensamiento y el trabajo legal de las personas si éstos no son del gusto de los mandamases? Así nos va.