El calendario nos ha brindado esta semana una extraña coincidencia en Pamplona. El viernes se celebraron al mismo tiempo el Black Friday y el Saturday, que es como una amiga llama a la festividad de San Saturnino. Resulta tan sencillo, como seguramente simplista, comparar ambos eventos, así que voy a ello. A base de machacona publicidad, todos conocemos en qué consiste esa jornada mundial de compras basadas en atractivos descuentos. De este invento importado de ultramar, sospechamos también que potencia el consumismo descontrolado y antiecológico y, pese a ello, miles de ciudadanos dedicaron el día festivo a adquirir productos por las tiendas, en centros comerciales o por Internet. Luego están las celebraciones alrededor del patrón de esta capital. Hubo misa y procesión para quien le gusta, los gigantes desfilaron ante el regocijo de los amantes de la Comparsa, el Casco Viejo acogió a dantzaris y músicos y muchos quedaron a comer con amigos y familia. Además, se pudo bailar al atardecer en la puerta del Muthiko y observar el encendido de las luces navideñas. Siempre ha sido una pequeña y preciosa fiesta pensada para un pueblo grande, como es Pamplona. Saturday ofrece un poco de todo y para todos, de alguna manera lo mismo que dice ofertar el Black Friday aunque, claro, no es lo mismo?