Lo leía esta semana y no lo pude creer hasta verlo en la página web de Chanel. La firma francesa se ha inspirado en nuestras abarcas de toda la vida para elaborar una bota con su anagrama. En las fotos de la pasarela otoño-invierno de la firma, una decena de modelos lucen distintas prendas de alta costura con este calzado de "piel lanada y mouton craquelado", tacón de 20 mm y cordones cruzados a modo de atadura que se vende por 1.650 euros. Todo va en gustos, pero me parece un total desacierto este intento de acercar un humilde objeto de goma al anhelo consumista de algunas élites. Es lo que pasa, que las mezclas entre diferentes no siempre salen bien. Que se lo digan si no a UPN, que ha visto como sus socios en Navarra Suma le negaban el apoyo en una votación parlamentaria sobre competencias de Tráfico y no se cortaban un pelo a la hora de dejar muy claras sus más que tendencias antiforalistas. De hecho, estas actitudes debieran hacer pensar también al Ayuntamiento de Pamplona, porque primero haces caso a cuatro ultras que gritan en Twitter y suspendes una charla feminista y poco después estos mismos te exigen que cierres la Casa de las Mujeres por ser un centro de dispendio y manipulación ideológica. Es como con las botas de Chanel, hay fusiones feas, incluso, antinatura.