Queda claro que esta dichosa pandemia ha puesto patas arriba nuestra existencia. Obligados a renunciar a la vida social, los más afortunados trabajan desde casa y, en teoría, salimos a la calle sólo por cuestiones imprescindibles mientras soñamos con abrazar a los amigos y a la familia, con dar una vuelta.

Después de un mes, respetar la cuarentena es duro para todos, pero además llena de inquietud a los adolescentes y jóvenes que ven derrapar sus estudios. Los chavalines de Primaria, sobre todo quienes continúan las clases on line, no tendrán problemas; sin embargo miles de matriculados en las escuelas de idiomas desconocen qué será de sus exámenes parecida tesitura se vive en institutos y universidades y qué decir de los estudiantes que han de dar el gran salto académico, aquellos nacidos en el capicúa 2002 y que este año se enfrentan a la EvAU.

Todos han oído que el Estado apuesta por que repetir sea algo excepcional, conocen las fechas de la temida selectividad y les han dicho que ésta será flexible. De acuerdo, pero mientras no saben si volverán a juntarse con sus profesores y avanzan con dudas por un temario que estudian desde sus cuartos, muchos alumnos entienden que estas extrañas circunstancias han llegado en el peor momento y que pueden dar al traste con sus sueños.