stábamos esperando la cifra y aquí está. Mil personas fallecieron en Navarra por covid desde el inicio de la pandemia hasta el viernes pasado. Este es el número oficial porque se sospecha que otros 200 enfermos murieron, sin diagnóstico, por la misma causa. Más de un millar de ciudadanos han desaparecido en diez meses en nuestra pequeña comunidad y no nos hemos desgarrado como sociedad; la gente que les quiso se sentirá abatida y triste por mucho tiempo, el resto supo de la muerte de la madre de un conocido, del tío abuelo de una amiga y siguió su camino. Seguro que no soy la única que se ha preguntado qué hubiera sido de nosotros si, en vez de con los ancianos, esta epidemia se hubiera cebado con los niños. Inimaginable y radical hubiera sido la respuesta de cualquier colectivo si el coronavirus arrasara con los bebés, con los chiquillos de las escuelas, con los pequeños de las familias. No alcanzo a imaginar cómo hubiéramos parado semejante tragedia, pero estoy segura que todo sacrificio hubiera sido poco. Sin embargo, el fallecido número mil era octogenario, al igual que la primera registrada. La mayoría han sido mayores de 75, muchos tenían más de 80 años. Se están yendo nuestros viejos y aquí estamos, aburridos y quejosos por tanta restricción, a ratos desobedientes€