la izquierda tradicional lleva varios meses reformulando sus propuestas para intentar desbancar del poder a un PP agobiado por la corrupción y rehén de sus injustos recortes sociales, económicos y hasta políticos. Y también -a la fuerza ahorcan- para frenar el imparable ascenso de Podemos, un partido instalado en la soberbia de quien se sabe triunfador gracias a sus mensajes populistas y al hartazgo social con las formaciones de siempre. Este fin de semana tanto PSOE como IU han avanzado con paso firme hacia la configuración sus renovados proyectos para intentar seducir a una ciudadanía cada vez más desafecta de las formaciones tradicionales y con el bipartidismo- e incluso el propio sistema- en entredicho. Los socialistas, que han ocupado La Moncloa 23 de los 37 años de la democracia, andan huérfanos de soluciones a su declive histórico y apuestan ahora por dar un repaso al pacto de la Transición con una genérica Declaración de Zaragoza en la que abogan por una inconcreta reforma constitucional, se reafirman en el federalismo como modelo de Estado, e inciden en reforzar la transparencia y la democracia interna del partido para recuperar a sus votantes. El PP ya le ha mandado con cajas destempladas a que presente sus propuestas en el Congreso (que ellos mangonean con su mayoría absoluta). En Izquierda Unida se han dado de bruces contra el fenómeno de Pablo Iglesias y en vista de que no tiene visos de rentabilizar la hecatombe socialista y convertirse en la tercera fuerza estatal, su líder Cayo Lara -el ariete con el que el aparato del PCE logró controlar la coalición- se ha hecho el harakiri y ha anunciado por sorpresa que no será el cabeza de cartel en las generales de 2015. Esta decisión despeja el camino al diputado malagueño Alberto Garzón, el auténtico mirlo blanco de la formación, un economista de 29 años surgido de las filas del 15-M que a buen seguro dará un revolcón a los postulados, la estrategia electoral -más cercana a los problemas de la calle- y la política de alianzas de IU. Incluidos los posibles acuerdos con Podemos y otras formaciones. Buenas intenciones en la teoría tanto de PSOE como de IU, pero aún les queda mucha tarea por delante.