El Gobierno de Mariano Rajoy ha aprobado por decreto ley que, a partir de ahora, para ahorrar tiempo y dinero, los embarazos durarán solo cuatro meses -prorrogables a seis, si vienen gemelos-; los viajes de Pamplona a Madrid habrá que hacerlos en dos horas -por supuesto, sin superar los límites de velocidad-; y los pollos solo se podrán asar una hora en el horno...

- Es que en cuatro meses el crío no está aún en condiciones de parirlo...

- Es que en dos horas como mucho llego a Medinaceli...

- Es que en una hora el pollo se queda crudo...

¡Anda que no sois quejicas, populistas y santipotristas! Pero tranquilos, hombre, que era broma. Que el Gobierno no va a hacer nada de eso. Se conforma con limitar la instrucción de causas judiciales a seis meses -prorrogables a 18 en casos muy especiales- sin aportar medios materiales y personales para que eso sea posible. Y de propina -esto solo para tocar las narices-, obliga a reordenar los canales de TDT antes del 1 de enero, aunque los técnicos que tienen que hacerlo hayan avisado que necesitarían varios meses más.

Al PP se le podrán reprochar muchas cosas, pero sus aportaciones a la filosofía del espacio y el tiempo abren nuevas vías de investigación en la relatividad. Y qué mejor ejemplo que el ministro del Interior y su lucha contra esos p... subsaharianos empeñados en arrebatarnos nuestro bienestar.

En materia de espacio, una perla que queda ya para la historia del surrealismo (y, todo hay que decirlo, de la infamia): “España no está detrás de la valla de Melilla, sino detrás del cordón de guardias civiles”. Es un nuevo concepto del derecho internacional ya conocido como Una, grande, libre y de frontera móvil.

Y en materia de tiempo, otro hallazgo jurídico que deja pequeña hasta la indemnización en diferido de Cospedal: la ley ilegal y a posteriori. Practicamos las devoluciones en caliente porque son legales, y luego hacemos una ley disparatada para legalizarlas, porque así todo ha sido, es y será legal. Chúpate esa, Einstein.