ya era hora. Parece que por fin el mero (jajaja) trámite de pasar la ITV para poder seguir guiando el coche se va a facilitar un poco. Anuncia el Gobierno de Navarra que hay planes para abrir dos nuevas estaciones en la Comarca de Pamplona (aplausos), con lo que, se supone, el tiempo de espera será menor y conductores y conductoras recuperarán la tranquilidad. Porque, de momento, pasar la ITV, al menos en cualquiera de las dos estaciones que hay en la Comarca de Pamplona, es un suplicio chino. Y más si has llevado el coche a revisar previamente y resulta que no superas el control. Vamos, que tienes que volver porque, por algún defecto de esos inapreciables para el común de los mortales, no te dejan circular; no te ponen el sello ni te dan pegatina.

Dos horas y media la primera visita y casi tres la segunda, en dos días seguidos. Claro, sin cita previa porque creo que ya no hay al menos hasta finales de junio.

Durante ese tiempo de espera en cualquiera de las filas de acceso al gran taller puedes hacer varias cosas, desde comerte un bocadillo porque has elegido el mediodía pensando que va a haber menos gente hasta escuchar música, leer un libro o, simplemente, contemplar como el personal pierde los nervios cuando el o la de delante no arranca a tiempo y teme que se le va a colar el clásico listillo. Desde luego, en la fila de la ITV lo que no haces es amistades. La tensión se masca en el ambiente, dicen que algunos hasta se han cascado, y al humo de las cabezas por los nervios se suma el de los cigarrillos. Aflora mucho Pipo Fumador (ese que no podía parar de echar humo mientras había mecha) y compruebas que todavía hay mucho vicioso suelto. Piensas en cómo cogerán la rotonda, ya embrutecidos, y con la gran satisfacción de salir con la pegatina.