i Félix el Cojo y el Morao levantaran la cabeza...! La pareja recorría el pueblo con un pequeño camión donde iban depositado las bolsas con la basura de los vecinos. En el remolque se apilaban los deshechos sin atender a separaciones de materia orgánica, papel o plástico. Por entonces no habían inventado el verbo reciclar. Los dos hacían su trabajo con más genio que prisa, con paradas donde expresar alguna queja y otras en las que entretener la mañana con una charleta. Aquel servicio de recogida de residuos (si se puede aplicar una definición tan técnica a un oficio tan primario) actuaba en horario diurno y no tenía otra herramienta auxiliar que las manos y unos brazos de lanzador de disco para enviar con precisión el paquete a lo alto de la plataforma.

Hoy, los camiones de la Mancomunidad son monstruos nocturnos que engullen contenedores con ruido de tripas hambrientas y luces de posición que advierten del banquete. A esas horas no hay contacto porque tampoco asoman transeúntes ni nadie que llegue corriendo para deshacerse de un paquete hediondo; como mucho, algún automovilista impaciente se incomoda porque le obstaculizan la vía. Tiempos modernos, como los que anuncian la próxima implantación por parte de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona de una tarjeta que lo mismo permitirá abrir el contenedor de basura orgánica y resto que realizar el pago en la Villavesa. Las nuevas tecnologías al servicio del usuario; me imagino que lo siguiente será un chip inteligente para controlar el gasto de agua en los hogares.

Por ese territorio por donde transitaban Félix el Cojo y el Moraoestá previsto construir ahora una enorme escombrera, soterrada bajo el eufemismo tecnológico de planta de tratamiento de residuos, cuando se cierren las instalaciones de Góngora. Dicen que será inocua, inodora y les falta añadir que incolora e insípida. Vaya, un regalo para los sentidos, sobre todo cuando no la tienes en la puerta de tu casa. Supongo que si la terminan edificando, la Mancomunidad pondrá parada de villavesas. No lo digo por incordiar, sino por darle uso a la tarjeta.

Dicen que la planta de tratamiento de basuras será inocua, inodora y les falta añadir que incolora e insípida. Un regalo para los sentidos, sobre todo cuando no la tienes en la puerta de tu casa