Como era de esperar, la irrupción de Teruel Existe en el Parlamento se tradujo inicialmente en chistes como el que decía “Ahora que sabemos que Teruel existe, solo nos queda saber dónde está” o el que vaticinaba que “para formar gobierno, Sánchez tendrá que convencer a Teruel Existe, Soria También, Jaén Imperiosa y Aeropuerto Madrid Barajas...”.

Pero según pasan los días ya no hay tanto cachondeo, sobre todo en los madridcentristas y unionistas de la derecha, que ven siempre con recelo todo movimiento centrífugo. Y no por el récord de once partidos de ámbito regional en el Parlamento, sino porque es la primera vez que ocurre en la mismísima meseta y porque es obvio que abre la puerta para que detrás de Teruel vayan varias provincias más de eso que por algo se ha llamado “la España vaciada” (un 84,1% del territorio con solo un 16,2% de la población).

La pasada semana, aparte de algún artículo en el que solo les faltaba llamar paletos a los turolenses, vimos cómo el exCiudadanos Juan Carlos Girauta resumía el sentir de la derechona patria al tildar a Teruel Existe de “Furor liliputiense” y “¿Qué hay de mi terruño?”.

Qué poca comprensión de lo que está sucediendo. Teruel Existe no es un partido político sino un movimiento ciudadano en defensa de una provincia abandonada; un grito de guerra porque los de auxilio no han servido de nada; un quien no llora no mama.

Y los partidos de ámbito nacional hacen bien en preocuparse, porque esa España vaciada está ya harta de elegir diputados de PP o PSOE, que después en Madrid votan lo que les dicen sus jefes y no lo que necesitan sus votantes. Hasta que, por necesidad más que por ganas de hacer política, han decidido que el centenar de diputados que eligen esas provincias pueden servir por fin para algo útil.

Si surgen nuevos movimientos (Soria Ya, La Otra Guadalajara, Jaén Merece Más y hasta Milana Bonita de Extremadura se lo están pensando, y esto no ha hecho más que comenzar), y consiguen 10, 20 o 30 escaños, y saben coordinarse, pueden ser decisivos en un hemiciclo en el que casi cada voto cuenta.

Va a ser interesante ver qué hace, qué logra y hasta dónde llega la España vaciada, ahora que no tiene nada que perder porque ha perdido hasta la poca paciencia que le quedaba.