Los restos de Franco no son sus huesos, son la terrible herencia que dejó marcada por el odio y la dictadura, las miles de personas asesinadas y abandonadas en fosas comunes y en cunetas; son sus ideas fascistas que hoy están volviendo tristemente a primera línea del plano político. Lo que estaba enterrado en Los caídos era solo una parte de ese oscuro personaje. Moverlo de sitio, sacarlo del lugar donde nunca debía haber estado 44 años después, es sin duda un paso mas en la justicia con las víctimas del franquismo, pero el marco que ha rodeado tal acción lo ha convertido en un show mediático, en un episodio más del absurdo político de este país. Es importante que por fin el genocida haya salido de Los Caídos, que deje de reposar donde fue enterrado con todos los honores en la misma tierra donde su régimen mandó enterrar sin reconocimiento alguno a miles de republicanos cuyas familias han tenido que sufrir durante décadas el dolor doble de no poder llorar a los suyos y saber que tenían tan cerca a su verdugo. Ayer no fue un día alegre, no podría serlo cuando quedan tantas lágrimas por verter, tantas heridas por cerrar, tantas víctimas del franquismo sin identificar y otros tantos que nunca aparecerán. No puede dar alegría ver casi un segundo funeral de quien privó de la vida, el recuerdo y la dignidad a miles de personas. Da miedo. Siguen dando miedo. Tejero, franquistas apodados como “nostálgicos”, banderas franquistas, gritos de vivas al dictador... todo ante las cámaras sin que nadie ponga trabas a tal exaltación de un régimen fascista. El mundo nos tiene que mirar incrédulo. Basta comparar el final de Hitler con el de Franco y el trato que España ha dado al dictador que derrocó la II República, impuso un largo régimen dictatorial y marcó la transición. Pero quizás a partir de hoy la historia empiece a cambiar, ojalá, y se escriba con su verdadera letra, la de todos aquellos que fueron obligados a permanecer mudos en la dictadura y que tuvieron que seguir callados durante décadas mientras la voz la imponían los vencedores. Un día para el recuerdo, para no olvidar, para seguir pidiendo verdad, reparación y justicia, para dar las gracias a las asociaciones y a los colectivos de memoria que desde hace años han trabajado por la dignidad y la justicia. Un camino en el que Navarra ha ido por delante a través de las diferentes asociaciones e instituciones y gracias a ello hemos recuperado parte de nuestra memoria, la que Franco nos robó.