iajar sin salir de casa. Otro reto que nos pone delante la pandemia. Disfrutar de los trayectos cortos y los lugares ya conocidos, dejar el mundo a un lado y meternos en el nuestro. Viajar hacia una misma, ese recorrido intenso y necesario, que arranca sabiendo el destino pero no los paisajes que puedes encontrar dentro de ti, los cruces que te harán cambiar de dirección o no y que te llevarán quizás hacia una persona nueva. En estos meses, meses largos en los que tantas veces hemos sentido el tiempo detenerse, ralentizarse, percibiendo que cada día pasa más lento aunque siempre duren lo mismo, nos ha tocado parar y recogernos. La vida interior se ha impuesto a la exterior. Pero eso no nos quita las ganas de seguir viajando, conociendo lugares nuevos, vidas ajenas, personas diferentes, culturas, esencias, o volver a donde estuvimos, a esos lugares que ya forman parte de nuestro paisaje emocional, de nuestra memoria viva, sin los cuales no seríamos lo que somos. "Somos una especie en viaje", que cantaba Jorge Drexler. "Estamos vivos porque estamos en movimiento". Pero todo ha cambiado. Estamos vivos, que es lo importante, y seguimos en movimiento pero cerca. Que también tiene ventajas. Echamos de menos el mar, porque no lo tenemos, como los de la costa echan de menos nuestros montes. Toca esperar. Es tiempo ahora de planificar los viajes que vendrán para no pensar en los trayectos que no podremos hacer a corto plazo, ponernos horizontes posibles. O recuperar los viajes ya hechos, y revivirlos de nuevo para sentirnos en movimiento aunque estemos quietos. Releer las guías de viaje, guardadas en la estantería junto con recuerdos y fotos, mirar entre sus páginas y encontrar esos retazos de viaje que perduran siempre: la entrada al museo, el ticket del tranvía, el billete de avión, el recibo del restaurante al que sabes que volverás... Viajar a través de las fotos, de las miles de fotos que ahora hacemos y que tristemente casi nunca vemos al volver, acumuladas en móviles, ordenadores y tablets, imágenes que nos llevarán de nuevo a esos escenarios y que nos revivirán seguro las emociones que sentimos. Hay muchas maneras de viajar, más allá de los low cost y booking y tenemos que ponerlas en práctica. Creo que solo los muy optimistas, por no decir positivos, pensaban hacerlo esta Semana Santa. El resto lo tenemos claro: nos moveremos sin salir de eso que llamamos casa.

Es tiempo ahora de planificar los viajes del futuro y recuperar los ya hechos para revivirlos de nuevo, para sentirnos en movimiento aunque estemos quietos