El 3 de abril de 1979 se celebraron las primeras elecciones locales en libertad tras la dictadura de Franco. Años en los que los ciudadan@s pudieron elegir a sus representantes más próximos tras décadas en las que los alcaldes y concejales eran designados por el régimen entre personas afines. Años decisivos en movilizaciones vecinales y laborales, en reivindicaciones políticas, sociales y culturales. Esa ilusión de los aprendices, el papel que jugaron los barrios de muchas ciudades, también en Pamplona, y en definitiva ese protagonismo de la ciudadanía y de la calle definió ese arranque democrático.

Curiosamente en 1979 también los comicios locales se celebraron apenas un mes después de unas elecciones generales (ésas eran las segundas en libertad) que ganó Adolfo Suárez. Un total de 7.870 ayuntamientos celebraron elecciones y estrenaron colegios, urnas y papeletas, según los datos del Ministerio del Interior. La participación fue del 62,51%. En el conjunto de los ayuntamientos UCD obtuvo el 30,63%, el 28,17% el PSOE, el 130,06% el PCE, y el 10,4% agrupaciones independientes. Lo que pedían los ciudadanos en aquel momento era un afán de cambio. En Navarra en muchos de aquellos municipios (la Comarca sin ir más lejos) habían crecido a todo trapo para dar cabida a la inmigración que llegó a la industria sin garantizar unos servicios básicos. Estaba todo por hacer, faltaban infraestructuras, dotaciones educativas, sanitarias... Hay muchas cosas que han cambiado en estas cuatro décadas y el nivel de servicios ha mejorado. También la edad media de los alcaldes ha subido, según datos del Ministerio. Igualmente se ha multiplicado el número de mujeres en las alcaldías, aunque hoy siguen siendo minoría. En Navarra uno de los aspectos en los que más han evolucionado los ayuntamientos en los últimos años es haber abierto nuevos cauces de participación ciudadana a través de diferentes espacios (foros de barrio, etcétera) para motivar la participación de los vecinos en la construcción de sus ciudades. Otro de los aspectos que ha definido esta última etapa municipal, y que ha sido principalmente cuño de los ayuntamientos del cambio, ha tenido que ver con la recuperación de lo público (remunicipalización de servicios), el fomento de la igualdad y la políticas encaminadas a la sostenibilidad energética, la movilidad, en otro modelo de urbanismo y de vivienda, en el hecho de fomentar la rehabilitación frente a la obra nueva, y de favorecer un mayor equilibrio entre el desarrollo urbano y rural, entre otras. La recuperación económica en alianza con el cambio climático requiere gestos también en lo local. Y la derecha acecha. El 26 de mayo hay una cita con 8.132 entidades locales, 272 en Navarra. Y hay que ilusionarles de nuevo. A todos y todas.