Son los más desconocidos dentro del colectivo LGTBI+ (hoy es el Día Internacional del Orgullo LGTBI) y a la vez los más vulnerables frente a la discriminación. El colectivo reclama hoy mayor sensibilización por parte de la población y denuncia que la visibilidad que les ha dado debates como la ley Tras ha generado a su vez niveles de odio nunca vistos en democracia, con un acoso especialmente "intenso" en redes sociales aletando por sectores ultracatólicos, partidos como Vox o asociaciones como Hazte Oír, denuncia la plataforma Trans que también señala las dificultades que ha agravado la pandemia en su estigamatización laboral o los problemas a los que se han enfrentado las mujeres trans que se dedican a la prostitución y sin acceso a ayudas públicas.

Una crisis sanitaria que también ha empeorado la situación de menores e inmigrantes dentro de este colectivo. Sin olvidar que no fue hasta el 2019 cuando la OMs dejó de considerar la transexualidad como una enfermedad mental. Nora Gómez sabe muy bien que el cuerpo en el que nacemos no determina la identidad de género de la persona, tiene 63 años y ha peleado por conseguir "ser la persona que quieres ser". Desde pequeño le gustaba la ropa de sus hermanas y llevó la vida de una persona hetero encerrada en un armario hasta que cumplió los 50 años. Hoy es una mujer trans lesbiana y lidera la asociación Dekumas. Se siente mujer y le atraen las mujeres. "Vivimos en una sociedad heterosexual binaria, es lo más cómodo, y no quieren entender que la identidad y la orientación pueden ser distintas", admite en el reportaje que hoy publica este periódico. De una generación que tampoco lo tuvo fácil es Ivan Garde, un hombre transexual de 55 años que inició su proceso de transformación a los 33 años, y reconoce que vivimos en una sociedad "falocrática".

El mundo de la prostitución, artistas y personas maltratadas a las que agredían constantemente fueron referencias con las que sentía afinidad pero también un "miedo aterrador". Un reportaje de National Geographic le animó a visibilizar de otra forma su proyecto identitario. No encajar en las dos categorías de hombre o mujer es algo que muchas personas tienen claro. A Iris Domínguez de 28 años, que se define como una persona no binaria, le asignaron hombre al nacer, después dio un paso ante la sociedad como mujer trans, y hoy se encuentra inmersa en un tratamiento hormonal. Los referentes transexuales de su infancia fueron Carmen de Mairena o la Veneno en TV. La sociedad ha cambiado, reconoce, el tema ha dejado de ser un tabú ligado a la prostitución o al mundo del espectáculo pero es cierto, admite, que muchos debates hacen daño, "como si todo el mundo tuviera que opinar sobre si existimos o no". Por no hablar de que la gente binaria "no existimos legalmente".

Los más jóvenes van abriendo nuevos caminos en. Aiden Mauléon, 17 años, salió del armario como chico trans hace medio año y ha iniciado su cambio. Aiden Burua, el más pequeño de los entrevistados, tiene 15 años y se considera "género fluido". Para él ha sido importante que en su entorno le dejen de ver como a una chica poco a poco, por un lado su familia, luego sus amigos más cercanos y por último la gente que le conoce. Una diversidad compleja (empezando por el término no binario) también para la que la sociedad no siempre está preparada y que exige más que nunca una formación y una educación desde muy pequeños. Y sobre todo respetar la forma en la que cada persona se sienta feliz.