P ocas imágenes se conocen del encorvado comisario José Manuel Villarejo en las que se aprecie el rostro de este excomisario policial sin escrúpulos y metido a empresario muñidor de escándalos desde la prisión de Estremera. Pese a ello se ha convertido en la cara de las cloacas del Estado y en otro estandarte de la corrupción, ya que tras dejar Interior acumula un patrimonio de unos 20 millones de euros de dudoso origen amasados desde medio centenar de empresas. Ahora, desde su celda, Villarejo y sus adláteres se están empeñando en marcar la agenda mediática y política. Porque lo que ha quedado en evidencia es que una banda de mandos policiales, todos en la nómina del Ministerio del Interior, se dedicaban a buscar o inventar dosieres que inculparan a los adversarios políticos de Rajoy. En un escenario en el que el bipartidismo perdía su hegemonía con la imparable irrupción de Ciudadanos y, sobre todo, Podemos no es extraño que un gobierno del PP acostumbrado a la corrupción tirara de los recursos disponibles en las cloacas con fines electorales. Al menos en las dos últimas elecciones. Desde el PSOE se miraba para otro lado con displicencia porque todo lo que fuera minar a Podemos les beneficiaba. Villarejo no era el único. Hay media docena de comisarios e inspectores implicados. Y también periodistas. Alberto Pozas, responsable de Información de Pedro Sánchez en La Moncloa hasta el viernes se convertía ayer en el primer periodista imputado (no será el último) por el espionaje a Pablo Iglesias. Reconoció ante el juez al juez que facilitó información personal del líder de la formación morada Iglesias a Villarejo. Hasta ahora las informaciones emponzoñadas de las cloacas pretendían desestabilizar las instituciones y presionar para lograr un trato de favor para el excomisario. Ahora se empieza a descubrir que, además de llenarse los bolsillos aprovechándose de su estatus de funcionarios del Estado, las cloacas se dedicaron a intentar influir en las decisiones de la ciudadanía - o directamente manipularla- maquinando para mantener Gobiernos y supremacías bipartidistas y seguir beneficiando a los de siempre. Probablemente con la aquiescencia del ilustrísimo señor notario don Mariano Rajoy Brey.