Parece que la foto final de la concentración contra Pedro Sánchez en la madrileña plaza de Colón no era solo una pose. La presencia de UPN junto a PP, Ciudadanos y Vox rebasaba la categoría de asunto puntual, de búsqueda de réditos electorales (si ahí se dilucidaban?) aireando banderas españolas; en realidad, y como ha quedado de manifiesto durante esta semana, la imagen de grupo reunía a partidos convergentes en sus intereses, a una alianza de las derechas. Y aquí está. Javier Esparza ha ido escenificando el guión por entregas; primero, sellando la alianza con el PP de Pablo Casado para incorporar a militantes populares en sus listas; en segundo lugar, proponiendo la formación de una lista conjunta con el partido de Albert Rivera para las elecciones generales y locales. Un partido que en sus principios fundacionales puso la bandera de la defensa de la foralidad como seña de identidad y propuesta de enganche con el electorado, contempla como unos dirigentes que no han sido capaces de elaborar en cuatro años un mensaje alternativo (la crítica al euskera, la ikurriña o más recientemente a Skolae expone una alarmante falta de ideas) no tienen mejor argumento a mano que buscar una alianza antinatura con quienes desde Madrid han minado el autogobierno recurriendo leyes aprobadas por el Parlamento foral o se han manifestado sin tapujos como enemigos acérrimos de los Fueros y de un Convenio que proponen eliminar. ¿Cómo va a justificar esto Esparza ante la sociedad navarra y ante su militancia? Rectores y cargos municipales de UPN no escondían su temor a la pérdida de votos, no tanto por la concurrencia del PP, sino por la novedad de Ciudadanos e incluso de Vox. Sus cálculos electorales no eran halagüeños; habrá que preguntarse si ahora lo son tanto como para poder llegar al Gobierno de Navarra. Porque Esparza, eligiendo compañeros de viaje, se ha cerrado la puerta del PSN: es impensable que tras la manifestación de Madrid y esta nueva santa alianza derechista, la dirección del partido diera el visto bueno a un pacto de Gobierno en Navarra. Aunque cosas más extraordinarias se han visto cuando por medio están los socialistas? En este escenario, cobra más valor la defensa que el Ejecutivo de las fuerzas del cambio ha hecho de la singularidad de Navarra y de su autogobierno frente a esas posturas que trabajan por y para la recentralización. La foto de Colón se mueve: ¿veremos una tercera entrega de UPN con Vox? Todo es posible...