los datos hablan por sí solos: 6.500 navarros han emigrado desde 2008 y en concreto casi 5.000 jóvenes viven en el exterior. A la vista de esa cruda realidad, el Gobierno de Navarra ha aprobado la Estrategia NEXT, uno de cuyos objetivos principales es tanto la retención del talento como la recuperación del que ya nutre otras economías, junto con el retorno de la ciudadanía navarra residente en el extranjero y la promoción de la Comunidad Foral. Para coadyuvar al primer fin, el Ejecutivo se decanta, entre otras medidas, por favorecer la carrera profesional de los jóvenes investigadores y por implantar un sistema de ayudas al regreso a la Comunidad Foral mediante la contratación de empresas navarras y el fomento del emprendimiento, así como por activar un programa de apoyo público a la movilidad internacional de jóvenes con el compromiso de un retorno de ideas o de proyectos de desarrollo. Iniciativas todas adecuadas para responder al drama consistente en que el ingente capital dedicado a la formación de nuestros jóvenes redunda en una inversión estéril, ya que se marchan los más cualificados y además para fortalecer otros entornos que no han dedicado ni un euro a su educación e instrucción. Sin embargo, esas medidas no obrarán por sí solas ningún milagro desde la perspectiva de que son un minoría los jóvenes que emigran por propia voluntad. De hecho, sólo el 20% considera que Navarra le puede brindar verdaderas oportunidades profesionales. Por eso urge una adecuación entre la oferta formativa y la del mercado de trabajo, pero todavía más la recuperación de unos salarios diezmados tras la crisis y de una contratación estable que ponga coto a tanta eventualidad, incluido el creciente empleo a tiempo parcial. Desde la premisa de que el éxodo de la juventud obedece principalmente a una motivación de índole laboral, la segunda circunstancia que lo abona es la severa dificultad para acceder a una vivienda digna, la condición para emprender proyectos de vida autónomos. De ahí que el Gobierno foral deba continuar en su apuesta de esta legislatura por el alquiler a un precio razonable, redoblándola en la medida de lo posible. Sin talento no hay futuro, porque las economías pierden la carrera de la productividad pero también porque sin jóvenes bien situados languidece la natalidad. Y entonces a ver cómo se pagan las pensiones, más habida cuenta de que dentro de veinte años se contabilizarán prácticamente el doble de perceptores que a día de hoy.