a Encuesta de Población Activa (EPA) es sólo una encuesta y sus estadísticas casi siempre ofrecen datos y lecturas contradictorias según las preguntas del sondeo, la época del año o los ciclos económicos, y más aún en el caso de Navarra donde el resultado se basa sobre una muestra mínima. Ese déficit habitual de la EPA se acrecienta en el caso de este primer trimestre de 2020 porque los datos que ofrecen están mediatizados además por la irrupción de la crisis sanitaria del coronavirus en el mes d marzo y sus consecuencias económicas y laborales. De hecho, los datos globales señalan en Navarra una reducción en el desempleo de 1.900 personas en este trimestre -en el Estado el empleo cayó casi en 300.000 ocupados-, y le sitúa de nuevo como la comunidad con menor tasa de paro con el 8.5%. Sin embargo estos datos sobre el mercado de trabajo de Navarra que resultan positivos en principio no reflejan las consecuencias sociolaborales de la pandemia del COVID-19 que ya han alcanzado a miles de trabajadores, autónomos, comerciantes, pequeñas y medianas empresas, etcétera. Sí que apuntan la fortaleza con la que el ámbito laboral y la situación económica afrontaba el comienzo de este 2020 en la misma senda que se había sentado la anterior Legislatura desde 2015 y, en este sentido, puede resaltar también las capacidades de su economía, mercado de trabajo y tejido empresarial para afrontar con más posibilidades y mejores condiciones la recuperación de esta nueva crisis. Pero no vale engañarse ni hipotecar la toma de decisiones a un falso estado de autocomplacencia. El Gobierno de Navarra ya está diseñando un Plan de Reconstrucción y su contenido y aportaciones colectivas deberán ser en conjunto una suma cuyo resultado permita esa salida de la crisis en unas condiciones muchos más efectivas, solidarias y positivas que las que se impusieron erróneamente en 2011 a la mayor parte del conjunto de la sociedad navarra. Más allá de esta EPA, más mediatizada que nunca, los hechos muestran miles de trabajadores y trabajadoras ya en paro o en ERTE ahora y con la duda de su futuro laboral a corto o medio plazo, dificultades en autónomos y pymes para afrontar sus obligaciones y sectores estratégicos o de imprescindible utilidad social en situaciones complicadas, cuando no críticas. Situando a las personas en primer lugar en el objetivo de la toma de decisiones, solo una visión conjunta y colectiva puede garantizar la salida social que necesita la sociedad navarra como respuesta a esta nueva e incierta crisis.