as cifras, o las previsiones de cifras, apuntan a un notorio incremente del gasto público. También del endeudamiento y de la capacidad de déficit. Lo comparten las directrices presupuestarias con la elevación del techo de gasto del Gobierno de Navarra para 2021 que hizo públicas en su comparecencia de ayer la consejera de Hacienda, Elma Saiz, y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española que Pedro Sánchez presentó también ayer en un acto telemático en el que incluyó a todo su gobierno, la patronal, los sindicatos y los embajadores de los 27 países de la UE. El cuánto, a falta de concretar con exactitud los presupuestos, crecerá sin duda en el próximo ejercicio. De hecho, el Ejecutivo central ya anuncia un techo de gasto no financiero de 196.097 millones de euros, 68.488 más que el que se fijó en 2019, y el Gobierno que preside de Chivite -con PSN, Geroa Bai y Podemos-, sobrepasará los 4.464,6 millones de euros en sus Cuentas, 208 millones más que lo presupuestado inicialmente este año 2020, lo que supone un incremento del 4,89%. A falta de mayor concreción y del proceso de negociación política para acordar mayorías parlamentarias que garanticen su aprobación, los objetivos del Gobierno de Navarra se centran evitar recortes, impulsar la actividad económica, mantener el nivel y calidad de los servicios públicos forales y garantizar una redistribución justa de la riqueza. En definitiva, en mantener el modelo de estado de bienestar de Navarra con las herramientas del autogobierno como garantía de la equidad y cohesión social. También apunta a que deben ser los Presupuestos -independientemente de la llegada de los Fondos Europeos-, los que realmente apuntalen las prioridades de los sistemas sanitarios y educativos y los desafíos de futuro de la economía navarra, que se centra en la transformación industrial y energética y medioambiental y en la digitalización. Y de ahí la importancia de que Navarra -pero también el Estado-, apruebe sus cuentas y estas sean realmente expansivas. Y, sobre todo, eficientes en sus gastos y prioridades. No en vano, la capacidad de presentar planes de modernización atractivos, que dependerán en gran medida de la implicación de las administraciones, también a nivel presupuestario, será clave en la asignación definitiva de los fondos, cuya ejecución, es decir, controles y condiciones exhaustivos, aun se negocia en Bruselas.