a pandemia no da tregua y cada semana es decisiva en la lucha contra la covid. Unas por el arranque de la vacunación, otras por la implantación de nuevas restricciones, otras por el aumento de casos, por el número de fallecidos o por ingresos hospitalarios y, de un tiempo a esta parte, por la suma de todas ellas. No hay espacio para la relajación, con todo lo que ello supone de sobrecarga para el sistema asistencial y para los hospitales, pero tampoco lo hay para los ciudadanos y ciudadanas, que, a poco más de un mes de que se cumpla el año del primer caso registrado en Navarra, sienten ya que el tiempo que se avecina será duro, con un alto coste social y económico y exigirá mucha fortaleza social e individual para sobrellevarlo. La vacunación en Navarra avanza siguiendo la estrategia acordada en el plan establecido, con la decisión de contar con una reserva para disponer de dosis suficientes en caso de imprevistos para poder administrar la segunda dosis que justo arranca hoy en las residencias navarras. Una estrategia similar a la de la CAV, que ante el retraso en la entrega de Pfizer ha permitido garantizar el programa previsto pese a que esta semana el Ministerio solo suministrará a Navarra la mitad de lo acordado. En cualquier caso no hay que perder de vista que la vacunación recién iniciada entre los profesionales sanitarios, que se suma a la de los sociosanitarios y los grandes dependientes no institucionalizados y personas convivientes y cuidadores, permite ver un poco más cerca el final de la pandemia aunque hay que ser conscientes de que la inmunidad todavía tardará meses, sino años. Mientras tanto hay que seguir manteniendo todas las medidas y restricciones marcadas ante lo que ya es una tercera ola, que sobre todo en el Estado y en Europa ha alcanzado las cifras más altas de la pandemia. Una nueva oleada de casos y hospitalizaciones que no por ser anunciada por el paréntesis navideño deja de ser dura de afrontar. De nada sirve mirar hacia atrás buscando culpabilidades en los comportamientos individuales, sin olvidar que la mayoría de la ciudadanía se ha movido dentro de lo permitido, es tiempo de afrontar el presente y el futuro aprendiendo de los errores, con coordinación y estrategias claras, con decisiones que se fundamenten en criterios sanitarios de verdad. Es clave mantener la confianza de la sociedad en las instituciones y en el sistema sanitario ante un reto colectivo sin precedentes.