A sexta ola de la Covid-19, que ha disparado durante la pasada semana el número de infecciones hasta rebasar el número de 600, ha venido acompañada de la inauguración de una nueva fase en el marco de las medidas adoptadas para hacer frente a un virus decidido a acampar entre nosotros y en constante proceso de mutación. La exigencia del pasaporte covid para tener acceso a determinados locales de restauración y en todo el ocio nocturno puede constituir una herramienta para incentivar a la vacunación de personas más reticntes y la determinación de muchos espacios públicos como lugares seguros pero, es preciso reseñar que no constituye la fórmula definitiva para hacer frente a la pandemia con objetivo en contener una nueva avalancha de positivos coincidiendo con las celebraciones en grupo de la Navidad. La pandemia en esta nueva fase de aumento de la positividad (ayer llegó al 18,4% en la Comunidad Foral) sigue marcando altibajos y fiándolo todo al pasaporte covid en medio de de un escenario de reactivación del virus en el frente europeo con la aparición de la cepa ómnicrom. Ante esta interminable tendencia pandémica que amenaza además a las celebraciones navideñas dibujadas hace semanas con una normalidad a día de hoy muy complicada, cabe insistir en la importancia de la vacunación como el gran aliado contra el virus ya que el pasaporte covid y la implícita vacunación de sus portadores no signifique ni que no puedan transmitir en virus, ni estar infectados. La vacunación, vital en esta lucha, nos ofreció una sensación de seguridad de la que alertaban las autoridades políticas y sanitarias al tiempo que conminaban a mantener la cautela incluso con los altos niveles de inmunización alcanzados en Navarra y en el resto del Estado. Con todo, con el virus aún entre nosotros por tiempo indeterminado y la constatación de que no estaremos blindados ante más olas mientras no exista una vacunación global, el certificado sanitario, con su seguridad parcial, no constituye la panacea pero contribuye a la contención de la pandemia en parte: más certificados pero sobre todo más vacunaciones ofrecerán más garantías para la salud pública, menos hospitalizaciones y, por tanto, menos decesos.