os diputados Sergio Sayas y Carlos García Adanero han dado el primer paso para la futura escisión de UPN con la presentación de un proyecto político que amenaza con romper la formación regionalista y que ya cuenta con 631 apoyos. Todavía no ha tomado forma de partido pero todo apunta a que ése es el objetivo, tal y como reconocía ayer el propio presidente de UPN Javier Esparza que trataba de frenar la fuga de votos entre las filas regionalistas acusando a los diputados expulsados de buscar "el interés particular y de beneficiar a EH Bildu" con su maniobra. Un partido que podría concurrir en un año a las elecciones municipales y forales. La llamada "plataforma cívica" se propone crear un espacio político a la derecha de UPN para "canalizar" el descontento que ha generado su expulsión, a la vez que acusan al responsable del partido de convertirlo en "una muleta del PSOE". Tienen el aval de las bajas de afiliados afines a los diputados que desobedecieron la disciplina de voto en la votación sobre la reforma laboral de Sánchez. Su pretensión, dicen, es "cambiar gobiernos" y, su adversario,el "gobierno pentapartito, el sanchismo" pero el movimiento es de mayor calado, va mucho más allá al cuestionar el liderazgo de Esparza dentro de UPN, a quien acusan de haber renunciado a crear una alternativa viable al Gobierno de Chivite. Plataforma que, de paso, pretende aglutinar bajo una marca blanca a un sector de la derecha y la ultraderecha más afín a los dictados de Madrid de tal modo que sectores más extremos y afines a Vox tendrían de paso un espacio al que adherirse. El PP mientras tanto evitar tomar partido en la crisis interna de UPN tras la expulsión de los dos diputados ms centrado en consolidar el liderazgo de Núñez Feijoó. La senadora del PP de Navarra Amelia Salanueva defendía el pacto alcanzado entre el PP y Vox en la Junta de Castilla y León y desviaba la atención ante la críticas del presidente del PP europeo. La incógnita es saber cómo esta situación podría afectar a la coalición de Navarra Suma con un PP más virado que nunca hacia la extrema derecha. Esparza confía en seguir siendo la primera fuerza en Navarra pero el desgaste de su figura como líder y del proyecto de la derecha en su conjunto es evidente. Tienen tanta prisa por volver al poder que se han olvidado, siete años después de perder el gobierno, de construir un proyecto útil para Navarra. Haría bien el PSN en no caer en los cantos de sirena de una derecha que, más allá de las siglas, solo persigue sacar a las fuerzas progresistas del Gobierno foral.