El Día de la Memoria ha llegado este año marcado por una polémica causada por las declaraciones de José Barrionuevo sobre los GAL y por la celebración en Navarra del I Congreso Historia con memoria en la Educación. La dolorosa constatación de la persistencia de un relato justificativo de la violencia política, en ese caso del terrorismo de Estado y la guerra sucia de los aparatos de Seguridad, que produce el primer asunto recibe un balsámico tratamiento a partir del contenido del segundo. Memoria es verdad por encima de otras consideraciones y la verdad no pasa por la justificación de actitudes antidemocráticas y enemigas de la convivencia. La verdad, en materia de preservación de la memoria, es una descripción sincera de los errores del pasado y situarlos en su contexto no se compadece con justificarlos. La iniciativa que vincula memoria y educación y se celebra en la UPNA reunirá a medio millar de personas procedentes de Navarra y de otras comunidades autónomas del Estado y a docentes de Francia, Italia, Portugal, Chile, Argentina, Colombia o México bajo la premisa inicial de que los intentos de borrar la memoria o de ocultar los hechos están condenados al fracaso. Se trata de reivindicar una sincera reflexión crítica y autocrítica sobre las violencias que supere la tentación autojustificativa de las actitudes pasadas y las encare desde el filtro de principios inmutables: verdad, justicia, derechos humanos, integridad individual y colectiva y no imposición. Rememorar, visibilizar estos principios y los casos en los que fueron violentados es un ejercicio aún hoy sin satisfacer plenamente, como acreditan los relatos que amparan la ilegitimidad de la violencia de Estado y los que eluden la condena de la violación de la convivencia que aplicó durante décadas ETA en democracia. O igualmente con los nuevos discursos extremistas que cuestionan la violencia machista. Recientemente, un test en las calles de este país sobre los GAL constataba el desconocimiento de una parte importante de la juventud sobre lo que fueron y significaron hace casi 40 años. El objetivo no puede ser que dentro de veinte o treinta se produzca el mismo fenómeno en relación a ETA, sino que la memoria de lo que fue un período trágico de nuestra historia haya cumplido con el resarcimiento de las víctimas y con la consolidación de valores democráticos que destierren todas las violencias sin matices.