EL avance del discurso xenófobo en el Estado español sigue ganando espacios con el impulso de las fuerzas de extrema derecha y la complicidad del Partido Popular, sin el que no sería posible asentar una percepción criminalizada de la diferencia e ideologizada de los derechos. Una iniciativa de Vox reclamaba prohibir los actos religiosos musulmanes que tradicionalmente se han venido celebrando en festividades señaladas para ese credo en las instalaciones deportivas municipales.
El lavado de cara de la iniciativa, tan explícitamente xenófoba que dejaba en evidencia a quien la respaldada, corrió a cargo del PP de la localidad, que edulcoró y generalizó la prohibición tratando de disfrazarla de razonamiento en favor del bien público. Pero el texto aprobado, que alude a no autorizar el uso de las instalaciones para actos “ajenos a nuestra identidad”, es una declaración ideológica explícita, reforzada por la voluntad también recogida de promover eventos que refuercen la “identidad española” y “que defiendan nuestra identidad y protejan los valores y manifestaciones religiosas tradicionales en nuestro país”.
La naturaleza excluyente no fue suficiente para Vox, que se abstuvo y dejó al PP como responsable exclusivo de la barbaridad. Hasta aquí, los hechos. Una ampliación de los mismos permite comprobar que los actos religiosos en espacios de titularidad municipal son comunes en todas las autonomías. Especialmente los de naturaleza católica. Para no enredarse en el cruce de mensajes habitual con el que los partidos políticos españoles se enzarzan, baste la valoración aportada por la Conferencia Episcopal Española, que reprocha la medida y recuerda el artículo 16.1 de la Constitución, que consagra la libertad de credos y solo limita la celebración de actos al riesgo objetivo de alteración del orden público.
El PP disfraza de responsabilidad pública su alineamiento con el extremismo de quienes han acreditado precisamente su voluntad de alterar el orden con violencia e intimidación. Este PP va enterrando los valores democráticos de hecho, aunque los disfrace de discursos grandilocuentes. En tanto la voluntad o dejadez de Núñez Feijóo alimente el avance de la intolerancia, está inhabilitado para gobernar.