Piensa Alicia, en el País de las Maravillas, lo siguiente: "Los políticos responden a problemas urgentes; los intelectuales analizan problemas con detenimiento, luego es preciso que los políticos no sean intelectuales y que los intelectuales no sean políticos". Y Javier Cercas, en su último palo de ciego, se suma a esta simpleza. A la cansina manía de inventar contrarios. A lo teórico como enemigo de lo práctico. Como ese divulgador sensacionalista, Eduard Punset, que opone la intuición a la razón como si ambas se estorbasen mutuamente.

Aunque éste, recientemente, ha desvelado al mundo una excepción a la ley de los opuestos; las personas que hacen deporte no tienen por qué ser poco inteligentes. Ya. Ni las personas rubias. Pero ni Eduard Punset ni Javier Cercas son rubios. Y sus patrañas contra la razón, lo intelectual y lo teórico contribuyen a que todos estemos gobernados, lo sepamos o no, por cientos de teorías infames.