Estos últimos meses estamos viendo cómo se está reivindicando la oficialidad del asturiano en la comunidad autónoma de Asturias, e incluso recientemente se está hablando de incluir en la comunidad vecina de La Rioja el euskera como idioma oficial por el acerbo cultural de la provincia. En contra de ello vemos que en Navarra hay una oposición pertinaz e incluso carpetovetónica al reconocimiento del euskera como oficial, es decir, como derecho para todos los habitantes de esta comunidad, hablantes y no hablantes, de que tenga un estatus que facilitaría su uso a quien lo sabe y lo conoce, y facilitaría los medios de aprendizaje para personas que lo han perdido o que lo quieran hablar. La oficialidad del euskera incluiría la enseñanza en euskera en el sistema educativo en toda Navarra. La oficialidad de un idioma supone un reconocimiento de derecho mixto para dos comunidades y sería un factor de cohesión social en esta Navarra que tanto lo necesita. Sorprende que partidos que en otras comunidades como Baleares o Valencia o Asturias y ahora La Rioja defienden una oficialidad del idioma vernáculo, aquí tengan posturas contrarias. Y los otros, que se dicen navarristas, avergüenzan su postura.