El reciclaje total sería la panacea. Bastaría con que los gobiernos de los países menos desarrollados establecieran mecanismos para enterarse de cuánta basura se genera en sus territorios y a dónde va a parar. Tener los datos serviría para interconectar a las personas y entidades vinculadas al sector, bien potenciando el reciclaje, bien ordenando la gestión de los residuos irrecuperables, de modo que no terminen siendo un problema.