Posiblemente el peligro real de Vox no sea todavía hoy su capacidad de captar votos. De hecho, en Navarra en 2015 no fueron capaces siquiera de presentar una lista al Parlamento de Navarra. Pero es evidente que su influencia social está yendo a más al mismo tiempo que el discurso ultraderechista, xenófobo y autoritario se extiende también por Europa y el conjunto del espacio Occidental, desde EEUU a Quebec o Brasil. Es sobre todo su capacidad de influencia política, aumentada al amparo de unos medios que han blanqueado hasta ahora su discurso y a sus principales portavoces, en la derecha española, cada vez más cómoda en este neofalangismo extremista actual, para escorar aún más esas posiciones hacia el extremismo conservador y reaccionario. Y basta con escuchar las palabras y propuestas de los líderes del PP y Ciudadanos para comprobar que ese riesgo va en aumento. El acto de Vox en Madrid fue un compendio generalizado de ideas y medidas anticonstitucionales. Si Rivera hizo un corta y pega del falangista Primo de Rivera, Abascal repitió el discurso del franquista ultra Blas Piñar. Pero ningún político ni medio de los que se les llena la boca con al término constitucionalista ha sido capaz de denunciarlo. Al contrario, el ataque permanente a las personas inmigrantes o la exigencia de eliminar las comunidades autónomas -ambas contrarias a la Constitución y en el primer caso tipificadas como delito en el Código Penal- se abre paso en el debate político con absoluta normalidad. Blanquear a la extrema derecha, enmascarar sus consignas fanáticas y violentas y asumir un discurso que arremete sin ambages contra los principios democráticos y los derechos humanos es realmente el peligro. Es el primer paso para el objetivo final -las excusas sean las que sean son lo de menos- de desmontar el entramado político, ético, económico, laboral y jurídico que sostiene el modelo democrático de convivencia. En ese contexto, Vox no es sino la imagen más patética e histriónica actual del viejo fantasma que no ha dejado de recorrer el mundo. Y ese fantasma es tan peligroso como lo ha sido antes.