la instrumentalización política y mediática del sufrimiento generado por la violencia de ETA para obtener réditos partidistas, electorales o simplemente económicos ha dado lugar a episodios deplorables. Más aún cuando ha incluido la manipulación interesada del dolor de las víctimas. En Navarra, esa realidad es también una gran excusa sobre la que impulsar todo tipo de tropelías contra los adversarios políticos. El último episodio lo protagonizaron los convocantes del acto en memoria de Francisco Casanova en Berriozar hace una semana y los exaltados que se aprovecharon de ese reconocimiento público para insultar a la presidenta Chivite. No es nuevo. Y lo habían hecho en otras ocasiones anteriores con la expresidenta Barkos y con miembros de su Gobierno. El uso político de las víctimas como arma arrojadiza contra el adversario, contra las ideas diferentes, terminó derivando en la división y exclusión de las propias víctimas en función de su asunción o no de este tipo de estrategias. De ahí surgió, sin ir más lejos, la Asociación Navarra de Víctimas del Terrorismo de ETA, un grupo disconforme con la colaboración entre el Gobierno de Barkos y la AVT durante la pasada Legislatura. Pero no todas las víctimas del terrorismo comparten las mismas ideas políticas, ni los mismos sentimientos humanos ante las consecuencias sufridas. Y de hecho esta semana hemos leído y escuchado a víctimas también del terrorismo de ETA responder con contundencia a quienes protagonizaron los insultos y acusaciones contra el nuevo Gobierno de Navarra en Berriozar. No en su nombre, era el mensaje. Las víctimas, todas las víctimas, merecen respeto, reconocimiento, atención y respaldo. Pero acusar a Chivite, como han hecho ahora de nuevo este grupo de familiares de víctimas de ETA en Navarra, de impulsar una estrategia para blanquear la historia del terrorismo de ETA a través de blanquear a EH Bildu es simplemente falso. Como lo fueron acusaciones muy similares contra Barkos, contra Zapatero, contra Ibarretxe o contra Sánchez. Una mentira más al servicio del discurso de manipulaciones de UPN, Ciudadanos y PP. Los insultos a Chivite son inadmisibles. Por supuesto, las víctimas de la violencia tienen el mismo derecho que cualquier otro ciudadano o ciudadana o colectivo a expresar sus opiniones, pero esa condición de víctimas no confiere razón ni verdad absolutas a sus opiniones. Son tan válidas o tan cuestionables como cualquiera otras. Utilizar el sufrimiento y el dolor por las personas asesinadas como munición de intereses políticos y partidistas acaba dejando en evidencia a sus protagonistas. En este caso, un grupo de familiares de víctimas alineado muy mayoritariamente con los intereses partidistas de UPN y PP. Además, es una camino que muchas veces acaba en enfrentamientos personales y políticos entre los mismos que instrumentalizan el dolor y el sufrimiento. Recuerdo un penoso debate en el Parlamento de Navarra hace ya unos años, con Barcina de presidenta, entre UPN y PP tras rechazar Barcina tramitar una nueva iniciativa de los populares sobre las víctimas. El PP acusó sin inmutarse ni sonrojarse a Barcina de traición por votar en contra de la medida junto a Bildu. De nuevo, puro juego partidista a costa de las víctimas. La lista de usos políticos, partidistas o electorales interesados del terrorismo es muy larga. Pero todo no vale.