añana lunes la hoja del calendario marcará el día 6 de julio de 2020. Las hojas del calendario son, como el paso del tiempo, insistentes día a día, mes a mes y año a año. Con una reiteración obsesiva e implacable para recordarnos que estamos aquí de paso. Pero este lunes 6 de julio de 2020 no habrá txupinazo en Pamplona. Simplemente, no hay Fiestas de San Fermín que lanzar a las calles de Iruña. Sin embargo, el ambiente se ha ido enrareciendo conforme han pasado los días y el calendario se ha acercado al día 6 de julio. Una mezcla de temores y preocupación. Vistas imágenes de algunas otras localidades cercanas que tampoco tenían fiestas populares que celebrar, hay motivos. Quizá ocurre que los humanos en sociedad solo reaccionamos a estímulos negativos como el miedo o la coacción, la policía o las multas. Son malos estímulos. Hay mucha vida más allá de ellos. Pero no se trata solo de eso. Quizá también ocurre que los mensajes de las instituciones han sido contradictorios. Del alcalde Maya en concreto. Es difícil lanzar mensajes que mezclan llamamiento a la seguridad y la precaución y al mismo tiempo poner en marcha espectáculos y actos propios de una celebración festiva. Es confuso insistir en que este año no hay Sanfermines y hablar de conciertos y anunciar su presencia en actos vinculados a los Sanfermines que no hay, como una misa. La excusa de a título personal es patética. Es absurdo limitar el aforo en la Plaza del Ayuntamiento y en la Plaza del Castillo. Parece más una llamada a acudir. Si no hay fiesta, no hay motivo para ello. Es una irresponsabilidad. Deja entrever que la suspensión de las fiestas es solo con la boca pequeña. La gestión de Maya, -sus palabras han generado más incertidumbres que certezas-, ha mezclado la contundencia de las advertencias y la exigencia de seguridad con la displicencia más absurda. No ha estado a la altura de un hecho histórico como es la suspensión de los Sanfermines y sus consecuencias en la imagen de Iruña. La marca de los Sanfermines tiene un alcance global y cuidarla debe ser una obligación prioritaria. Y así parecen sentirlo la mayoría de las asociaciones, colectivos, servicios, hostelería y ciudadanos que forman parte de ese inmenso programa que convierten a los Sanfermines en una fiestas sobre todo populares sin igual. No se puede olvidar que este hecho excepcional viene obligado por una situación también excepcional como la pandemia sanitaria de la covid-19. El estado de alarma y el confinamiento han pasado, al menos por ahora, pero la covid-19 sigue ahí. Se señala a los jóvenes y se pone la carga de la prueba en la hostelería y en la presencia policial. Habrá excepciones seguro, pero confiemos más en nosotros mismos. No sé, es como si se hubieran instalado en el aire sensaciones que no dan buen pulso, pero creo que queda por encima de ello sobre todo la responsabilidad de los pamploneses y pamplonesas. Toca estos días. Espero que esta semana de julio de 2020 sea una semana muchos más normal, agradable y divertida, en la medida de las posibilidades reales, de lo que las dudas de hoy apuntan. No hay txupinazo. No hay Procesión. No hay Comparsa. No hay Encierros. No hay Sanfermines. Pero sigue habiendo vida en Pamplona. E Iruña es una ciudad viva en sus calles y barrios que merece la pena vivirla. Habrá, sin duda, Sanfermines en 2021. Ya falta menos. Gutxiago falta da!