stos no Sanfermines nos están dejando ya momentos e imágenes para la memoria colectiva. Escenas únicas que ojalá no se tengan que repetir porque nada más vuelva nunca a parar la vida, a detener el ritmo cotidiano, a dejarnos sin ganas de fiesta. Uno de esos momento se vivió ayer en las inmediaciones del Complejo Hospitalario de Navarra. Hasta allí se acercó la banda de música La Pamplonesa en un siete de julio insólito. Su música sanferminera, que despierta a la ciudad a ritmo de dianas y protagoniza en las calles los actos principales, cambió el escenario y el repertorio. La banda de Iruña no sonó ayer a fiesta sino a sentido y sincero homenaje al personal sanitario por su trabajo y a recuerdo de todas las víctimas del covid 19. Música para dejar fluir las emociones, para compartir sentimientos a flor de piel. Música que rompió el silencio que retumba estos días en una ciudad otros años marcada por el bullicio y el cruce de sonidos propios de San Fermín. Música como hilo conductor del agradecimiento general de la ciudad a sus profesionales sanitarios y de estos a la ciudad, que ha sabido vivir con responsabilidad y solidaridad, hacia dentro y en silencio, una fiesta que no tiene una sino mil bandas sonoras posibles incluso el silencio, porque como decía el maestro Ennio Morricone, "el silencio es música, tanto como los sonidos o quizá más".