l rechazo de Navarra Suma a apoyar una declaración institucional del Parlamento de Navarra en contra del chat de un grupo de militares en el que demandaban a Felipe VI que interviniera contra el Gobierno de Sánchez e incluso describían, con un difícil de ocultar tufo franquista, la posibilidad de fusilar a 26 millones de ciudadanos dejó en evidencia de nuevo a las derechas navarras. En primer lugar, mostró otra vez sus históricas resistencias a condenar el genocidio franquista y sus consecuencias humanas de más de 3.200 personas asesinadas y abandonadas en cunetas, cementerios y descampados y cientos de ellas aún desaparecidas sólo en Navarra. Esparza se apresuró a intentar justificar su veto a la propuesta, pero justificar lo injustificable solo empeora la propia posición política. En el Parlamento de Navarra lo hemos visto históricamente con otras violencias o amenazas de diferente origen ideológico con excusas igualmente insostenibles de sectores de la izquierda abertzale. Esparza admite que el chat y sus mensajes son intolerables y resalta el rechazo de Navarra Suma a los mismos, pero también sabe que vetando su aprobación, impedía de hecho la misma desde que la Cámara exige unanimidad para apoyar este tipo de declaraciones. Un absurdo parlamentario. Es decir, también anulaba su propia oposición a las amenazas de los militares. En todo caso, un veto inútil, porque el resultado no puede ocultar que una amplia mayoría política de Navarra representada en el Parlamento ha dejado clara la denuncia de estos movimiento de altos mandos del Ejército que, aunque ya fuera de servicio, ofrecen una penosa imagen de la institución militar y cuestionan su compromiso democrático y constitucional. Porque más allá de las bravuconadas chusqueras y amenazas que apuntan sin duda al delito, las sucesivas misivas de estos días de varios exmilitares tienen un objetivo más concreto y peligroso. Ahondar en la estrategia de la extrema derecha y de otros sectores conservadores a su rebufo de cuestionar la legitimidad democrática del actual Gobierno de Sánchez. Remover la agitación política y la inestabilidad institucional para tratar de ganar lo que los ciudadanos no les otorgaron en las urnas libre y democráticamente. Y eso también lo saben Esparza y sus socios de Navarra Suma. Ellos mismos están utilizando un discurso de deslegitimación similar contra el Gobierno de Navarra desde hace cinco años y en sintonía con Vox en el Congreso contra el Gobierno central. Esa estrategia es la segunda razón de su negativa a defender a un Gobierno legítimo de esos intolerables, según el mismo Esparza, ataques. Marear la perdiz.