ste año nos toca celebrar una Navidad diferente a la del 2020, con un alto porcentaje de vacunados, pero no todavía como la de 2019. Habrá que estar muy alerta. Para empezar porque en Navarra los contagios van en aumento, y las cenas y comidas prenavideñas de empresas y amigos ya están programadas. No cabe duda que lo más seguro es evitar encuentros con familiares no convivientes pero ¿realmente se va a poder cumplir tras haber sacrificado las anteriores? ¿Seremos capaces de preguntar a familiares directos si están vacunados o son de la teoría de que somos cobayas pero que se cuidan y están sanísimos? Los menores van a tener al menos la primera vacuna a partir del 15 de diciembre y los mayores ya están con la tercera puesta. Incluso los más reacios a vacunarse ahora se pinchan aunque sea para entrar a restaurantes o porque van a ir a ver a los abuelos, sin dudar de que también los habrá convencidos. Por lo tanto, los que estamos en la cuerda floja somos los que tenemos las dos dosis pero la segunda puesta en junio, por ejemplo, o antes. Y ya sabemos que su efectividad va bajando a medida que pasan los meses. Encima nos dicen que la variante Ómicron no se detecta bien a través de test de antígenos y que son necesarias las PCR que llevan retraso. Además, que cursa con dolor de cabeza, sin tos ni pérdida de gusto u olfato. Vamos, que es bien cabrona. Por eso los expertos dicen que si alguien ha esperado a vacunarse ahora es el mejor momento. En definitiva, que yo no voy a la cena de trabajo de Navidad de este año.