Lo que el PP anunciaba, también Vox, y de paso que estaba por allí UPN, como el juicio final para echar a Sánchez de Moncloa acabó en otro enorme fiasco político para su eufórico ánimo previo y el de sus muchos medios afines. Tras cinco horas de un interrogatorio entre duro y surrealista del todo en varias intervenciones, Sánchez salió del Senado más satisfecho de lo que incluso seguramente él esperaba. No lo seguí entero, afortunadamente, pero el resultado global fue que de lo que trataba el fondo político de esta comisión de investigación, el llamado caso Koldo, no hubo novedad alguna sobre la existencia o no de esa supuesta trama.

Atacaron a su mujer en lo personal haciendo una vez más un ridículo enorme, señalaron una supuesta financiación ilegal del PSOE de la que no hubo dato real novedoso alguno, admitió que ha cobrado en efectivo en su partido para liquidar gastos en el pasado de forma siempre legal sabiendo que no era nada desconocido... y poco más. También afortunadamente creo que poco seguimiento de audiencia tendría este desaguisado político en la Cámara Alta entre los jóvenes, porque les resultará más difícil aún de lo que ya se lo esta poniendo este presente creer en la democracia como sistema político asistiendo como espectadores a este pésimo espectáculo de circo. No sé si por suerte, por acierto o por desacierto de los adversarios, Sánchez se pudo ir tan tranquilo. Aunque es cierto que el PP ya parecía verse derrotado de antemano dejando el interrogatorio en manos de un senador, un tal Alejo Miranda de Larra, que resultó actuar como un chisgarabís político del peor nivel, además de que sus antecedentes en esto de la política ya le vinculaban a las obras del Zendal, uno de esos casos del PP de Madrid en los que nada está claro, solo que los millones van y vienen y al final del camino apenas queda algo para una mala foto. No solo fracasó en su intento de arrinconar a Sánchez, sino que le dio pie para recordar los casos de corrupción, espionaje o policía patriótica que todavía persiguen al PP desde Rajoy. Vox aún se lo puso más fácil: su actor elegido se lanzó a una perorata repleta de insensateces, bulos y acusaciones de todo tipo hasta quedarse satisfecho. De ahí tampoco podía salir nada relevante para el interés general del caso Koldo. Y tampoco estuvo acertada la senadora Caballero de UPN.

Le he seguido en alguna otra comparecencia de esta misma comisión en el Senado vinculadas más directamente a Navarra y, aunque de ninguna sacó nada en limpio al menos se mostró preparada e incisiva. Esta vez, quizá porque no es lo mismo actuar ante siete u ocho senadores que ante una sala repleta en un clima de alta tensión política y mediática o porque el interpelado era el propio presidente del Gobierno, de principio a fin se mostró nerviosa y aturullada en las preguntas. Citó a Belate como si no lo hubiera hecho y cometió el error de enzarzarse con Sánchez en el interrogatorio cuando la primera regla de estos saraos parlamentarios es evitar discutir con el compareciente y más si es hábil en el escaqueo. No creo que Sánchez fuera ganador de nada, porque su situación como mínimo es compleja y complicada, pero salió airoso y sin heridas graves de otro mal paso en la estrategia de acoso y derribo permanente del PP y de Vox y también de UPN que suma años de derrota en derrota.