En las últimas semanas he tenido la oportunidad de coincidir varias veces con el que fuera, hace ya cuarenta años, alcalde de Pamplona: Javier Erice.

En una de estas reuniones alguien sacó el tema del protocolo del Ayuntamiento de Pamplona: frac, traje, camiseta de spiderman, etcétera.

Con su habitual habilidad y socarronería animó y provocó la conversación, pero quedó en el aire qué pasaba cuando, en 1976, él era alcalde.

Aquel año la prensa costaba diez pesetas (para los más jóvenes seis céntimos de euro) y la situación política era complicada: El Aberri Eguna se había suspendido, ya que “hubiera podido producir numerosas víctimas”; Areilza declaraba que habría referéndum antes del verano y elecciones libres antes de 1977; en julio, Suárez juró su cargo de presidente del Gobierno y se anunciaban dificultades para formar gobierno; y en la constitución del Ayuntamiento, en abril, el alcalde se expresaba así: “Quiero deciros que este Ayuntamiento ha sido noticia durante mucho tiempo y yo espero que, gracias a Dios, lo siga siendo. En este país se oye hablar mucho del cambio, pero se cambia muy poco. Aquí sí que ha habido cambio. Quizás por eso tenemos fama un tanto rara?”.

Picado por la curiosidad he revisado la hemeroteca y me he encontrado con estas curiosas noticias:

-A la función de las Cinco Llagas asistió una representación del Ayuntamiento en Cuerpo de Comunidad con clarineros y agentes municipales al mando del comandante jefe don Ignacio Moreno. Formaban dicha representación el presidente de la comisión de Relaciones y Cultura don Javier Rouzaut y los concejales Morán, Arraiza, Urmeneta, Martínez Alegría y Fromknecht y el secretario señor San Martín.

-En Estella se anunciaba que no habrá procesión de Viernes Santo.

-En el mes de julio, el presidente de la junta taurina de la Casa de Misericordia nos dejaba esta joya: “Si los toreros van de luces en las corridas, el alcalde tiene que presidirlas de gala”. Mientras que el aludido declaraba: “El alcalde no tiene que tener un vestuario para cada momento, como el del Teatro Gayarre”. Sobre este tema se pronunciaban los representantes de las peñas y las opiniones eran variadas, no había opinión unánime y alguno añadía “como si quiere ir con txapela”.

-En el cohete, en un momento dado, sube desde la plaza la canción creada por sol para El Viti: “Erice, Erice? como Erice no hay ninguno”.

-En el Riau-riau, “el alcalde -traje gris azulado- hacía declaraciones a la radio local. La percha concejil en general iba ayer sosteniendo trajes de tonos oscuros, con predominio de corbatas de color vino o con detalles de rojo, haciendo juego con los pañuelos que asomaban por los bolsillos. Solo cuatro concejales lucían frac -Arraiza, Arruiz, Morán y Urmeneta- y las chisteras casi todo el rato las llevaban en las manos enguantadas de blanco”.

-En la procesión, en distintos puntos del recorrido, Erice recibió expresiones a favor y en contra de su presencia sin chistera.

-En el artículo Democracia y ramplonería, el periodista se expresaba en estos términos: “Pamplona es diferente. En Pamplona democratizarse es hacer gala de ramplonería y zafiedad, destruyendo, por demagogia y machismo, lo que ha sido siempre, y con distintas políticas, el espíritu y la esencia nuestros, exteriorizados en días solemnes. Empezamos porque el alcalde se ha negado, por primera vez en la historia de los Sanfermines, a presidir la corrida del patrono, lo que era para él una obligación y un honor contraídos al tomar la vara”.

Como es lógico, se podrían traer más citas, pero creo que éstas son suficientes para comprobar cómo vivía la ciudad hace cuarenta años.

En estos cuarenta años han pasado muchas cosas por el mundo y en nuestra tierra: hemos podido votar con regularidad como nunca antes en la historia, crecieron las autonomías, España ingresó en la OTAN y en la Unión Europea, cayó el Muro de Berlín y se desintegró la Unión Soviética, vemos la televisión en color, descubrimos el ordenador e internet, podemos hablar desde la calle mediante teléfonos móviles, y dentro de poco nos anuncian que los automóviles circularan sin conductor.

También en Pamplona han cambiado muchas cosas: han surgido nuevos barrios, hemos recuperado el río Arga, en nuestro subsuelo han aparecido aparcamientos, hemos peatonalizado gran parte del Casco Viejo, seguimos manteniendo unos maravillosos jardines y zonas verdes en medio de la ciudad y hemos aprobado el Reglamento de Protocolo, Ceremonial, Honores y Distinciones del Consistorio pamplonés, y así, en 2016 los concejales, vestidos de gala, volvieron a cumplir con la tradición de las Cinco Llagas que tiene su origen en 1600.

Pasan los años, cambian las generaciones, pero en Pamplona seguimos hablando de la chistera del alcalde. Y es que, imitando la letra del tango, cuarenta años no es nada.

El autor es economista