Pues sí. Y me explicaré antes de que alguna persona o entidad de bien acuda a querellarse en la Audiencia Nacional.

Leo con desagrado la polémica surgida con mi compañero Koldo Martínez a propósito de una frase suya espetada, en una tertulia televisiva, a la representante del PSN diciéndole textualmente “en tu partido hay asesinos de ETA”. El lenguaje político, el tono parlamentario, las declaraciones en la prensa actualmente utilizadas por una buena parte de los y las representantes públicos en sus intervenciones, deja bastante que desear. Ahora bien, parece que hay distintas varas de medir. Si se habla supuestamente en nombre y respeto de las víctimas del terrorismo, cualquier expresión o exabrupto malsonante, exagerado o calumnioso que pueda utilizarse, goza de bula y perdón. Podemos ser proetarras, amigos de terroristas, cómplices, gobernar con partidos manchados de sangre..., y demás lindezas, por el mero hecho de defender los derechos humanos para las personas presas, por compartir gobiernos locales legítimamente constituidos junto a siglas legales, o simplemente por compartir un café con un pecador o pecadora.

En ese contexto deben leerse las palabras de mi amigo Koldo. Es más, me acuso de haberle felicitado en el mismo momento de pronunciarlas, aceptando que caemos en el mismo mal tono, pero hartos de poner la otra mejilla.

Asesino jurídicamente sólo lo será quien así haya sido condenado por un tribunal. Cierto. Asesino en ese lenguaje que nos tienen acostumbrados muchos personajes públicos y algunas asociaciones supuestamente defensoras de las víctimas del terrorismo, cobra otro sentido.

Hacia el año 1992/1993 Euskadiko Ezkerra (EE) se fusionó al Partido Socialista de Euskadi (PSOE), salvo su organización navarra que quedó disuelta de forma automática. Son públicas y notorias las relaciones habidas entre ETA político-militar y EE. Y es público y notorio que tras su disolución a cara descubierta bastantes de sus dirigentes pasaron a engrosar los cuadros del partido junto con otros que también previamente habían militado en la citada organización armada. Y también son públicas y notorias las trayectorias de personas como Mario Onaindia, Teo Uriarte..., y otros que no pueden, ni negarán, su previa militancia en ETA, con independencia de su valoración posterior dado que de sabios es rectificar.

Recuerdo un congreso o reunión nacional de EE, supongo de las últimas, en las que tomó la palabra un exmiembro de comandos autónomos y reflexionaba en voz alta, con sentimiento de culpa y vergüenza, sobre la generosidad de las gentes del PSE por aceptar a personas que, como él, habían pertenecido a la organización que había asesinado, sí asesinado (por si a alguien le quedan dudas), a Enrique Casas, senador socialista. Es una intervención que a mí se me quedó grabada. Una intervención de las que no pasarán a los anales de la historia, pero que permanece en mi conciencia, lejana, a veces ya borrosa, pero real por haberla escuchado en vivo y en directo.

Sí, en el PSOE hay asesinos de ETA. Gente que en su pasado militó en dicha organización y que, por tanto, compartió principios, objetivos y métodos, aunque lo hiciesen de forma crítica si así era.

Me duele, por no utilizar una expresión más coloquial y malsonante, la hipocresía y falsedad de ciertas personas en un tema tan doloroso como el terrorismo. Porque ni ETA fue una buena opción, ni todo es ni ha sido ETA, y ETA siempre será un ingrediente que está presente en muchos aspectos de nuestras historias como pueblo y como personas y que deberá, guste o no, tenerse presente en cualquier análisis que de esas nuestras historias se quiera hacer.

Espero que estas líneas puedan servir para refrenar los excesos verbales que parece pueden algunas personas y organizaciones expresar mientras les es vedado a otras que no dejan de decir, en esos términos literario-políticos, verdades como puños. Aunque suenen mal.

El autor es exmilitante de Euskadiko Ezkerra