Kaixo maitia. Desde que tú te has ido, desde que te hasmarchado, estamos con dolor. Nos duele tu marcha; pero teentendemos en profundidad. Comprendemos tu decisión, aunque nosduele. Casi nadie sabe por qué un chaval joven como tú puedellegar a esa situación, excepto quienes estaban más cerca de ti yquienes hemos pasado por iguales o muy parecidas circunstancias,quienes también padecemos de esos dolores. Sabemos que no te hasido por cobardía, sino por hartura.La vida de las personas trans no es fácil. En primer lugar,tenemos que descubrir lo que pasa en nuestros cuerpos y ennuestras mentes. Seguido tenemos que aceptar “eso” que nos ocurre,aceptarnos como somos y dar el paso de vivirlo a pesar deincomprensiones, rechazos y pérdidas de gente querida en el caminocon quienes has compartido parte de tu vida.

A continuación hemosde transmitirlo porque, para las personas trans, después de todoel proceso anterior, lo más importante es que el mundo nos aceptetal cual somos, tal cual queremos vivir porque así nos sentimos.Todo es muy complicado. Necesitamos la aceptación, incluso laimplicación en nuestro tránsito de quienes nos rodean cercana y notan cercanamente. Sí, necesitamos imperiosamente la complicidad yel cariño de los seres más cercanos: familia, parientes,amistades? Necesitamos la aceptación de nuestro entorno deestudios, de trabajo, del pueblo o barrio; del acompañamientoimplicado de las personas sanitarias que nos han de asistir y delmás profundo respeto de la población en general. Quizá alguienpiensa que pedimos demasiado; pero es lo natural, como ha de sercon cada persona en su diversidad.La realidad, ¿verdad, querido Ekai?, no es así. Tenemos unaamiga cuyos tres hermanos le dejaron de hablar desde el día queella les comunicó su ser transgénero y hasta hoy; otra amiga tuvoque irse de su pueblo por cómo le llamaba la vecindad; a otraamiga le dejó su pareja, otro amigo tuvo muchos problemas con sucultura; sabemos quienes han perdido su trabajo por ser trans; hayquienes llevan cuatro años esperando una operación quirúrgica deadaptación de su cuerpo a su identidad de género y esa operaciónno llega; y todes hemos ido perdiendo cariños cuando hemosdecidido ser personas auténticas y vivir tal y como sentimos, taly como es nuestra identidad. Cuando eso ocurre, y vaya que síocurre, algo se muere dentro de cada une de nosotres.

Cadarechazo, cada incomprensión, la falta de acompañamiento o deasistencia nos produce muerte y desasosiego porque, ya lo hemosdicho, es necesidad imperiosa la aceptación del personal tal cualnos indica nuestra identidad desde el embarazo materno.También hay responsabilidad en quienes tienen la cualidad degobernar. Leyes, protocolos europeos, protocolos mundiales, la OMS(seguimos estando en la lista de patologías), profesionales quedefienden esos protocolos y esas leyes, a veces, aún a costa de lavida de las personas. Y no está el ser humano hecho para servir ala ley, sino ésta para normar la convivencia de aquellos, creemosque es más importante la vida de las personas que el cumplimientoa rajatabla de la ley.

Ekai, tenías el apoyo de tu madre y de tupadre organizados en Chrysallis, pero no pudiste soportar más laespera para la hormonación, para adaptar tu cuerpo a tu génerosentido, a tu realidad intrínseca, pura, natural. Nos dicen quetodes tenemos prisa cuando acudimos a la unidad sanitaria degénero. Claro, ¿y cómo no? No tenemos culpa alguna de nuestracircunstancia, solo podemos vivirla o reprimirla. Una vez quehemos decidido vivirla nos urge, no es prisa, es urgencia adaptarnuestros cuerpos a lo que sentimos, a nuestra identidad, a lo quees nuestro y natural. Mandato de la naturaleza. Esta es otra delas cosas que hay que sentirlas para saberlas.

Sí, natural. La transexualidad no es cosa que a alguien se leocurre un buen día, es algo surgido por pequeñas rupturas de lascadenas cromosómicas que se producen en el embarazo materno deforma, totalmente, natural. Es una cuestión de identidad y deautenticidad, no es ninguna patología, ni se puede curar comodicen quienes quieren frenar cualquier avance de la sociedad desdesu conservadurismo anclado en siglos pasados y en doctrinassuperadas, cuya función consiste en impedir la vida del pueblo.¿Sabes, Ekai?, hasta los años 70s nos metían en campos deconcentración, después seguían aplicándonos la “ley de vagos ymaleantes”. Ahora nos soportan, pero ni nos quieren ni nosaceptan. En el imperio romano, ser transgénero era una cualidadbuscada por su sensibilidad, ternura, delicadeza, humanidad.

Laclase dirigente nos destinaba a tareas de educación de sushijas/os y al arte. Nunca sabemos si avanzamos o retrocedemos;pero sí sabemos que no siempre se respetan nuestros derechos.Ekai, maitia, te queremos, te entendemos y te acompañamos; nosiempre nos quieren, nos entienden y nos acompañan quienes debenhacerlo. Abrazamos desde aquí a tu ama y a tu aita y reivindicamosel acompañamiento de nuestros seres queridos, de las profesionalesde quienes es su compromiso y del pueblo en general por humanidad.

Ekai, malkoz beterik ditugu begiak. Beti arte.