Pasado un tiempo y conocedor de algunas realidades que no han sido objeto del dominio público, me gustaría hacer ciertas consideraciones desde la condición de arquitecto pero también dictadas desde el sentido común:

1.- En primer lugar la arquitectura no sólo es un hecho constructivo. Sin duda éste resulta de enorme importancia. Pero también es una realidad que ha de considerarse desde la perspectiva cultural, desde su capacidad de dialogar en el contexto, desde una perspectiva creativa? Todas ellas esenciales para definir una intervención arquitectónica y más cuando se actúa en un contexto histórico. Son estas variables las que han hecho que la pasarela del Labrit haya sido objeto de importantes distinciones en el ámbito de la arquitectura, distinciones que, en otros países de nuestro entorno, con una visión menos restringida respecto a lo que significa el patrimonio, la hubieran elevado sin duda a esta categoría. La modernidad y la contemporaneidad también pueden ser patrimonio.

2.- Si la arquitectura fuera solo construcción hoy la mayor parte de nuestro patrimonio histórico no existiría.

3.- Se habla de que la pasarela en una “ruina” completa, también estructural. Pero existen informes técnicos de gran solvencia que contradicen esta información al afirmar que la estructura está en perfecto estado y que sí es cierto que existe un deterioro muy importante del falso techo de la misma. No quito importancia a este hecho, que lo tiene, pero conviene utilizar la información técnica con precisión y no de manera sesgada. En todo, respecto a la responsabilidad de las deficiencias, como bien lo saben los juristas, existen muchas consideraciones y matices que afectan a los técnicos pero también a los constructores, a los supervisores públicos y por supuesto al mantenimiento. También hay muchos seguros.

4.- Vivimos en unos tiempos de lógica y sentido común en la utilización de los recursos. Desde esa perspectiva, y partiendo de la necesidad funcional de la pasarela (es necesaria una pasarela), ¿no tiene mucho más sentido reparar que destruir para hacer algo nuevo? Si la estructura está bien, como parece corresponderse con la información existente y no conocida, ¿no tiene más sentido reparar lo que se hizo o mantuvo mal y no gastar innecesariamente? Cuando nos encontramos con un edificio en el casco histórico, ni siquiera con valor histórico, ¿qué nos plateamos antes restaurar o demoler?

5.- Cuando una cuestión de esta naturaleza es objeto de tanto debate público es todavía más exigible que se conozca toda la información. De lo contrario huele a manipulación. ¿Política? ¿Personal?

6.- Para finalizar tengo entendido que el pleno del Ayuntamiento de Pamplona decidió, con un sentido repleto de lógica, evitar el derribo de la pasarela. Desconozco el efecto legal que esta decisión tiene, pero en todo caso quiero subrayar la cordura y sensatez de la misma. Tras ella creo intuir buena parte de estos argumentos. El autor es arquitecto