dicen defender Nafarroa mientras pactan con quienes pretenden liquidar nuestra foralidad y el sistema de autogobierno; nos hablan de imposición mientras marchan en contra del euskera, los mismos que durante años han aplicado medidas contra nuestro idioma; nos llaman identitarias los que solo quieren nuestra bandera para tapar sus vergüenzas; hablan de discriminación quienes zonifican el derecho a vivir en euskera en nuestra tierra; hablan de nacionalismo quienes entienden una -y solo una- Navarra: foral y española.

Esta es la esencia del viejo Régimen, de la Nafarroa en blanco y negro, de la Nafarroa de UPN y PSN, de la Nafarroa sumisa, de Sanz y Barcina, de Esparza y Chivite, de los sobres de Can, de la patronal y de sus sindicatos lacayos, de sus voceros en el Diario de Navarra, del cemento y hormigón, del Opus Dei, de La Manada y de los Tribunales que les protegen, y cómo no, del tricornio.

Nuestras voces son jóvenes, pero tenemos memoria. Si echamos la mirada atrás podemos afirmar que en estos últimos cuatro años hemos puesto en marcha el proceso de destitución del Régimen; queda mucho por hacer y otro tanto por luchar desde todos los espacios para seguir en este camino.

Estamos convencidas de que es posible. Frente a los discursos derrotistas y lejos del panorama apocalíptico que pintaba el Régimen, ha quedado demostrado que hay alternativa y que el cambio ha venido para quedarse. Es posible por el trabajo que hacemos en los pueblos, en los barrios, en los centros de trabajo, en los ayuntamientos, en los gaztetxes y en los centros de estudio.

Además es necesario. Las condiciones de vida a las que día a día nos enfrentamos los y las jóvenes son cuanto menos difíciles; la precariedad y la explotación abarcan todos los ámbitos de nuestras vidas: contratos temporales o parciales; una alta tasa de paro que se acentúa en cuanto al sector juvenil; precios del mercado inmobiliario que imposibilitan la emancipación, junto con sueldos mínimos que obligan al pluriempleo; qué decir de la violencia contra las mujeres, de esta vida que nos obliga a vivir con incertidumbre, que precariza aún más nuestras relaciones y nuestra militancia, y que nos quiere solas y aisladas. Debemos profundizar en el cambio como forma defender nuestros intereses y no los de esas élites que nos condenan a una vida precaria, y, en definitiva, para defender nuestras vidas.

Hay que mirar hacia adelante. Durante estos últimos años hemos vivido el comienzo de un cambio político y social, que no sin dificultad, nos plantea nuevos retos para dar pasos hacia la soberanía y la transformación social. Quienes en 2015 desalojamos al Régimen del Gobierno y de los ayuntamientos, tenemos que seguir impulsando el cambio, entendiendo su proyección a largo plazo y las condiciones que genera para el cambio social. No ha sido suficiente, por eso hay que seguir profundizando en ello.

Los y las jóvenes debemos seguir trabajando y empujando. Como se ha visto en los últimos meses, la batalla entre Régimen y cambio se hace cada vez más visible, ya lo vimos con la excusa de las banderas, en contra del euskara, en contra el programa educativo Skolae, y lo estamos viendo en este periodo electoral; el Régimen todavía está vivo y aún queda mucho por hacer.

A quienes se divierten jugando con nuestras vidas les decimos que Navarra y nuestras vidas no están en juego, que se le acaba la partida a la sucursal de las élites españolistas. Que no se confundan: quienes luchamos día a día desde diferentes ámbitos a favor de una Navarra soberana, feminista y socialista sabemos muy bien que debemos derribar al Régimen colectivamente y seguir construyendo esa Navarra del cambio que es condición imprescindible para seguir profundizando en una Navarra más libre, más justa y más soberana.

La juventud es un activo imprescindible para seguir golpeando al Régimen y profundizar en el cambio; y así lo vamos a demostrar una vez más el 26 de mayo llenando las urnas con votos jóvenes, rebeldes, solidarios, de izquierda, antifascistas, euskaldunes y feministas. De esta forma, entendemos que EH Bildu es la mejor opción para agrandar la brecha abierta al Régimen y, en definitiva, la única garantía de cambio. Un cambio que debe ser imparable; un cambio que se construya desde abajo y desde la izquierda. Para poder seguir caminando en la misma dirección desde la calle: haciendo tambalear los cimientos del Régimen y transformando Nafarroa.

Con todo esto queremos terminar diciendo que somos demasiado jóvenes para esperar. Para esperar algo que nunca llegará si no lo empujamos las nuevas generaciones, entre todas, de manera colectiva, con la fuerza de la juventud. Y con ese algo nos estamos refiriendo a la Nafarroa con la que soñamos. Una Nafarroa que ponga las vidas de las navarras y los navarros por encima de ganancias e intereses económicos. Una Nafarroa soberana que sitúe a las personas en el centro, que sitúe la vida en el centro. Porque Nafarroa no está en juego, el 26 de mayo nos jugamos mucho.

Firman este artículo: Ainhoa Urrutia, Paula García, Lur Albizu y Martín Erdozain Militantes de Ernai