sobran las muestras que justifican el empleo de adjetivos no deseables si, como sucede, la simpleza y la incapacidad no fuese el denominador común en buena parte de nuestros gobernantes.

Desde mi punto de vista, la forma ideal de gobierno es la democracia. Sin embargo, creo firmemente en la necesidad de reformar el régimen actual que permite el acceso de cualquier inoperante a puestos de dirección. De ahí la abundancia de cargos públicos, de cualquier rango y tendencia política, que son simplones, egocéntricos, interesados y, sin duda, faltos de previsión.

Estos calificativos ilustran el currículum de buena parte de nuestros políticos autonómicos y también nacionales que, como puede comprobarse, son responsables del naufragio que será inevitable, salvo que se corrijan buena parte de los errores que se han cometido y continúan ocasionándose. Piensen, si no, qué economía familiar se sustenta si los gastos, como sucede en España, superan a los ingresos. Entre tanto, un dato más de inoperancia, desvergüenza e irresponsabilidad de nuestros políticos es la falta de gobierno que, previsiblemente, se demorará por cuarto mes consecutivo.

Sería impensable la continuidad de nuestros males si no fuera porque la población se muestra impasible, como consecuencia de la desidia ciudadana, aún a pesar de los desmanes a que es sometida. Esta desgana de buena parte de los ciudadanos es, sin duda, la responsable de los males que acontecen en nuestra nación, como consecuencia de la tolerancia permisiva a quienes se ha concedido el gobierno de nuestros bienes.

Buena parte de nuestros dirigentes son políticos de casta simplista, interesados, inoperantes, inmerecedores de sus salarios, muchos han malversado nuestras carteras y no pocos pertenecen a la etnia de los chorizos.

Salvo el cometido de correcciones severas y con urgencia, que no veo probables, nuestra “salud” mermará de forma acusada, sin ninguna duda.

El quebranto en unos casos y la falta de formación personal en otros de la mayoría ciudadana es la responsable de los males que aquejamos, sin duda, y preveo que también de otros venideros. Como he dicho en alguna ocasión, somos responsables de los males que padecemos y que se incrementarán sin duda, porque somos tolerantes con quienes hemos destinado para que gestionen con eficiencia y, sin embargo, nos están llevando al precipicio.

Una buena formación personal permitiría cualquier actuación cívica y sin violencia, que concluyera con una restauración cada vez más necesaria de nuestro sistema de gobierno. Por eso impera la necesidad de un sistema formativo que integre la formación personal en base a valores establecidos y también olvidados que, sin duda, permitirían un cambio beneficioso en la población española y en el comportamiento de la humanidad entera.

Sin embargo, no debe olvidarse que la picaresca no solo estriba en nuestros políticos. Ahí están los datos que señalan el importante monto que supone el fraude de buena parte de ciudadanos que es preciso solventar.

Vivimos tiempos en que los políticos, administradores teóricos de la finca, además de la mala gobernanza, imponen sus criterios sobre los propietarios del inmueble que somos el resto de ciudadanos, tolerantes de tanto mal y permisivos con quienes nos desgobiernan.

En conclusión, los ciudadanos y nadie más, somos los únicos responsables en la manutención de tanto político, sin duda innecesario, la mayoría carentes en formación personal e ineficaces en gestión, como es fácilmente contrastable. Preveo que estamos próximos al precipicio, permitiremos el batacazo y aun así, consentiremos la continuidad de tanto inútil.

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