A las personas que dan sentido a la labor de la Coordinadora de ONGD de Navarra

ace 22 años nacía en Navarra una asociación con el fin de defender y promover un modelo de desarrollo más justo, con el cometido de fomentar entre la ciudadanía navarra un sentimiento de interdependencia para con el resto de personas del mundo. Hace 22 años se constituía la Coordinadora de ONGD de Navarra con la misión de situar en primera línea la Cooperación Internacional para el Desarrollo.

Hoy, 22 años más tarde, la Coordinadora está constituida por 50 entidades sin fines de lucro. Organizaciones dedicadas a cooperar y colaborar, dos palabras en boga durante las últimas semanas. Desde su origen, muchas han sido las personas que han pasado por la coordinadora. Hay quien la vio nacer y aún sigue al pie del cañón en cada asamblea. Hay quien llegó hace tiempo y llena de vida la Comisión de Incidencia Política. Hay quien defiende con ahínco el poder transformador de la educación en la Comisión de Educación. Hay quien participa con entusiasmo en cada campaña, acto de movilización o acciones de sensibilización a las que da voz la Comisión de Comunicación. Hay quien opta por un papel secundario. Hay quien tomó decisiones esenciales para el porvenir de la coordinadora. Hay quien estuvo y ya no está. Hay quien vino y se quedó. Hay quien aún está por llegar.

Personas diversas, diferentes, como lo son nuestras entidades. Pero todas con algo en común: el convencimiento de que la Cooperación Internacional para el Desarrollo es vital para dar respuesta a los desafíos globales.

Corren tiempos difíciles, repletos de dolor y de incertidumbre. Y por ello, quizá hoy más que nunca, conviene recordar el porqué de nuestra esencia. Recurro a mis apuntes de hace algunos años y me encuentro con una definición de Argibay: "la cooperación para el desarrollo aglutina el conjunto de políticas, actividades, proyectos y programas elaborados para colaborar con personas, pueblos, regiones o países que precisan de apoyos para mejorar sus condiciones de vida, para desarrollar plenamente sus potencialidades hasta alcanzar una vida digna y autónoma. [€] La cooperación para el desarrollo es la línea de actuación más generosa y la más humana de las relaciones internacionales".

Escribo estas líneas para recordarnos lo vital de nuestra labor. Porque estamos viviendo una situación sin precedentes que nos pone a prueba. Porque se trata de un problema global y, por tanto, la respuesta ha de ser global. Porque se pide colaboración para salir de ésta, y ésa es precisamente la razón de ser de la coordinadora. Porque tenemos muchas capacidades que poner al servicio de la sociedad en un momento como éste.

Desconocemos las consecuencias que la crisis del COVID-19 va a tener allí donde trabajamos. Países cuyo principal sustento es la economía informal y la supervivencia diaria. Países con menos de dos médicos por cada diez mil habitantes. Países con cuatro respiradores para toda la población. Países donde confinarse es, básicamente, imposible.

Desconocemos la magnitud de las secuelas que dejará el ya llamado coronahambre. Sin embargo, conocemos los países, conocemos el contexto, conocemos a su gente, conocemos las necesidades, conocemos a profesionales locales, conocemos las fortalezas de los países. Trabajamos codo con codo junto a ellos y ellas desde hace décadas.

Autoridades y medios de comunicación apelan a una respuesta solidaria para salir de la crisis. Apelan a no dejar a nadie atrás. Pues bien, hoy más que nunca, defendamos la Cooperación Internacional para el Desarrollo como "la línea de actuación más generosa y la más humana de las relaciones internacionales".

Gracias a todas las personas que dais sentido a la labor de la coordinadora: personal técnico de las entidades, voluntariado, profesorado, periodistas, autoridades públicas y otras personas aliadas que impulsan el trabajo de las ONGD.

Con estas líneas, en nombre de toda la junta directiva, se busca dar aliento para que sigamos confiando en la solidaridad de corazón, en la colaboración y en la cooperación.

Con esperanza y mucho cariño.

La autora es presidenta de la Coordinadora de ONGD de Navarra