ucho hemos hablado, a lo largo de toda la semana, de las desastrosas riadas que toda Navarra sufrió la semana pasada y de sus terribles consecuencias. La más dolorosa, sin duda, la pérdida de dos vidas humanas en Sunbilla y Elizondo. Además, miles de personas, entidades locales, asociaciones... siguen a día de hoy cuantificando los ingentes daños materiales que han sufrido, a lo largo de todo el territorio. Vaya desde aquí nuestra solidaridad con las personas afectadas y sus familias, nuestro compromiso de trabajar para que las ayudas lleguen lo antes posible y de seguir fomentando medidas de prevención y adaptación que nos permitan estar mejor preparados en el futuro.

Pero las inundaciones dejarán también imágenes y recuerdos positivos. Por ejemplo, el del gigantesco auzolan que, en decenas de pueblos navarros, sus vecinos y vecinas han organizado -junto a sus corporaciones locales- para ayudarse mutuamente. O la de la ayuda desinteresada que ayuntamientos cercanos se han prestado. Mi pueblo, Puente la Reina/Gares, la ha recibido desde las cercanas localidades de Mañeru, Cirauqui, Mendigorria y Zizur Mayor, y sé de buena tinta que lo mismo ha sucedido en otros tantos lugares. Eskerrik asko enorme para todas las personas y entidades que lo han hecho posible.

Esta solidaridad intravecinal reactivada ante la tragedia nos recuerda que, en la vulnerabilidad, las personas nos seguimos teniendo las unas a las otras. Personalmente, me ha hecho conectar con los momentos iniciales de la pandemia, cuando en lo más estricto del confinamiento numerosas redes vecinales de solidaridad se tejieron para ayudar a los más débiles de nuestra sociedad. Esto, que no excluye la responsabilidad de las instituciones públicas, sí pretende realzar la importancia del apoyo mutuo vecinal.

En los días posteriores, y una vez solventado lo urgente, el debate público se ha centrado en lo relevante a medio y largo plazo, con reflexiones realmente interesantes. Vuelvo aquí a las ya mencionadas medidas de prevención y adaptación. En Geroa Bai llevamos años apostando por medidas proactivas de prevención, como las que -basadas en el Plan Especial de Protección Civil ante el Riesgo de Inundaciones- propone un trabajo conjunto con los ayuntamientos para el desarrollo de sus Planes de Actuación Municipal ante el Riesgo de Inundaciones. Proyecto impulsado por el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, y que cuenta con financiación europea, proveniente de la Estrategia Integrada para la Adaptación al Cambio Climático en Navarra, LIFE NADAPTA, así como con la participación de decenas de ayuntamientos navarros.

Además, no podemos desechar la importancia de habilitar medidas de adaptación. Los desarrollos urbanísticos descontrolados, las infraestructuras viarias o industriales situadas en zonas de fácil inundabilidad nos obligan a ello. Por tanto, necesitamos profundizar en estrategias de defensa y regulación de las cuencas de los ríos, si queremos mitigar el impacto de sus crecidas, así como regular suficientemente la ocupación de estas zonas inundables, en línea con las directivas europeas, para no estar cada vez más expuestos a daños como los citados.

Debemos recuperar un espacio fluvial suficiente, que permita compatibilizar la regeneración de los procesos naturales en la llanura aluvial con una mayor protección y adaptación de los usos ahora existentes. En esta línea de restauración fluvial, y con el fin de seguir mejorando las condiciones ecológicas de los ríos, la Dirección General de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra viene trabajando desde hace tiempo, por ejemplo, en el aumento de sus espacios de crecida mediante el retranqueo de motas. Devolver espacio al río, permitir su expansión para laminar y frenar sus avenidas, ordenar los usos que sean lo más compatibles posibles con la inundación... debe hacerse de manera ordenada y participada entre todos los sectores implicados, siendo fundamental la participación del sector agrario.

Este conjunto de actuaciones, y entro ahora en una pequeña polémica que hemos tenido que vivir esta semana, no están reñidas con otras propuestas, como la limpieza de los ríos. Limpieza que los habitantes de nuestra comunidad llevan siglos realizando, en muchos casos también en auzolan. Y limpieza, que no dragado; limpieza, que no eliminación masiva de sedimentos ni de vegetación de riberas. Porque a lo largo de esta semana, y a raíz de unas declaraciones de nuestra portavoz Uxue Barkos en las que -con buen criterio, y entre otras medidas- exigía a la Confederación Hidrográfica del Ebro mejorar las actuaciones de limpieza en el río Ebro, nuestra coalición ha recibido acusaciones tan duras como injustas.

La limpieza sistemática, planificada y rigurosa medioambientalmente hablando de los ríos, sin ser la panacea contra las inundaciones, es necesaria si queremos mantener en ellos unos ecosistemas vivos y seguros. Y esta afirmación tiene el mismo valor cuando la defiende Geroa Bai en el Parlamento de Navarra en diciembre de 2021 que cuando el grupo municipal de EH Bildu Iruña la lleva a comisión del Ayuntamiento de Pamplona en noviembre de 2020, hace apenas un año (propuesta que salió adelante con los votos de PSN y Geroa Bai, y apoyo que reafirmamos). Algunas de las reacciones desproporcionadas, las acusaciones infundadas que hemos recibido por decir algo tan evidente como que es necesario abordar de manera seria la limpieza de los ríos (hay tramos que parecen auténticas selvas) nos dan una buena pista de hasta qué punto ha escocido en algunos sectores el nacimiento de Geroa Socialverdes.

Frente al griterío y el sectarismo, frente a las políticas cortoplacistas y partidistas, los y las socialverdes abogamos por la escucha profunda y el diálogo multinivel. Solo el debate sosegado, en un marco de respeto y confianza mutua, nos aportará el consenso imprescindible para seguir planificando de una manera racional el futuro de nuestros ríos, de sus zonas colindantes y de la población que las trabaja y habita.

El autor es parlamentario de Geroa Bai - Secretario de Política Socialverde de Geroa-Socialverdes de Navarra en Europa

Necesitamos profundizar en estrategias de defensa y regulación de las cuencas de los ríos, si queremos mitigar el impacto de sus crecidas

Frente al griterío y el sectarismo, frente a las políticas cortoplacistas y partidistas, los y las socialverdes abogamos por la escucha profunda