Cualquiera que haya acudido al imponente entorno del Monumento a los Caídos en Pamplona en compañía de familiares de asesinados y represaliados por el franquismo ha podido sentir el horror, la humillación y el peso del silencio impuesto en sus ojos y en todo su cuerpo. Durante toda su vida han evitado no solo pisar, sino el mero acercarse a un monumento que simboliza como pocos la guerra, la represión y el asesinato como instrumentos del poder que se impone. Su diseño a modo de monumento funerario católico da cuenta de la necesaria colaboración de la Iglesia desde sus inicios hasta nuestros días.

Su ubicación además impide la conexión con el nuevo barrio de Lezkairu y hacen aconsejable su desaparición también por razones urbanísticas.

La ofensa que el monumento ejerce sobre las personas y familiares de fusilados por el régimen, asociadas en diversas entidades, las primeras creadas hace más de veinte años, les ha llevado a solicitar su eliminación en repetidas ocasiones, como respuesta definitiva a lo que nunca debió suceder y mucho menos ensalzar.

Todo su trabajo de estos años, exhumando fosas, identificando personas asesinadas, creando lugares de memoria, desde el primero que fue el Parque de Sartaguda, realizando homenajes y actos de recuerdo en el Fuerte San Cristóbal y otros tantos lugares; todo eso sigue quedando ensombrecido por la omnipresente cúpula del execrable Monumento a los Caídos de Pamplona, que sigue mostrando el orgullo de los golpistas que ganaron la guerra, y los valores antidemocráticos de quienes les siguen mostrando un respeto indebido. Es una verdadera losa en el camino de la convivencia.

Fueron las AA memorialistas las que propusieron en 2016 incluir el Monumento a los Caídos en el Censo de Símbolos Franquistas, de forma explícita. También fueron ellas las que inspiraron el acuerdo en el seno del gobierno municipal liderado por Asiron para llevar a cabo un proceso de participación social vinculante en torno a los Caídos, que nunca se llevó a cabo.

El censo provisional de símbolos franquistas que en 2016 elaboró el Gobierno de Navarra Ley de Memoria Democrática reconoce que el monumento “…representa una exaltación y justificación de la violencia y la guerra como herramienta de defensa de unas ideas. Se trata, además, de elementos en los que se recuperan los nombres de personas que murieron en el bando alzado y son elementos que impiden avanzar hacia la convivencia al recordarnos la ruptura de nuestra sociedad, la violencia y la guerra…”.

Y como recomendación en dicho censo: “Se propone, como primera medida, la retirada del conjunto, encomendando a la Institución Príncipe de Viana su conservación como elemento de patrimonio histórico para la preservación de la memoria de lo ocurrido…”.

También la reciente Ley de Memoria Democrática ha incorporado en su artículo 35.1… “como elementos contrarios a la memoria democrática las edificaciones, construcciones, escudos, insignias, placas y cualesquiera otros elementos u objetos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública en los que se realicen menciones conmemorativas en exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar y de la dictadura, de sus dirigentes, participantes en el sistema represivo o de las organizaciones que sustentaron la dictadura, y las unidades civiles o militares de colaboración entre el régimen franquista y las potencias del eje durante la Segunda Guerra Mundial”.

El artículo 35.3 dice que: “Las administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias y territorio, adoptarán las medidas oportunas para la retirada de dichos elementos”.

Entre las asociaciones y las leyes y normas administrativas, se sitúan los partidos políticos y organismos técnicos, que muchas veces, como ya sabemos obstaculizan, retrasan y, en el peor de los casos, olvidan su cumplimiento.

Y es triste constatar con respecto a los Caídos que, hasta ahora, a pesar de los gobiernos progresistas en Navarra y en Iruña, no ha habido compromiso suficiente ni actuación para llevar a cabo la tan ansiada y necesaria para las asociaciones memorialistas eliminación de dicho edificio.

A nuestro entender, para dar una solución definitiva al desmantelamiento del Monumento a los Caídos son necesarios los siguientes pasos:

- Que el Ayuntamiento y el Gobierno de Navarra se comprometan a tramitar, ante Príncipe de Viana, la eliminación de la catalogación de edificio protegido que sigue teniendo el Monumento a los Caídos sin ninguna justificación artística.

- Que también soliciten su inclusión en el Catálogo de edificios y símbolos que prevé la nueva Ley de Memoria Democrática. En su defecto, lo podrían solicitar las propias asociaciones memorialistas como afectadas.

- Que el Ayuntamiento anule el convenio con el Arzobispado sobre el uso a perpetuidad de la cripta del monumento para evitar el uso ilegal que hace del mismo la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz.

- Que el proyecto de desmantelamiento del edificio incluya la reutilización de los materiales constructivos para minimizar al máximo su coste.

- Que el proyecto de reurbanización de la enorme plaza de la Libertad que resulta de la desaparición del monumento se realice mediante un proceso participativo vinculante.

Los autores son candidatos/a de Contigo Navarra-Nafarroa Zurekin al Ayuntamiento de Iruña-Pamplona