Algo que nos quedó grabado a los niños de la postguerra, de toda la parafernalia catolicoimperialista que nos metían en el coco, eran la hazañas del Cid Campeador, que por cierto era un terrorista y como con su sola presencia, su cadáver montado en Babieca y con la tizona pegada con loctite, era capaz de poner en fuga a todo un ejército enemigo.

Y digo que era un terrorista porque se dedicó a instaurar el terror, dominar a los ciudadanos de las tierras conquistadas y cobrar el impuesto revolucionario, siendo desterrado varias veces por el sistema político que por aquel entonces dominaba parte de la península.

Con ETA pasa más o menos lo mismo. Después de muerta y enterrada, resulta que sigue generando fobias y filias, de forma que es capaz, sin salir de su tumba, de marcar la agenda política y redefinir la estrategia electoral en toda la iberia imperial de determinados partidos. En las pasadas elecciones ha tocado la presencia de unos nombres de ex-presos en las listas electorales y lo denunció una asociación de víctimas. Esta situación, que es grave e insultante para las familias que han sufrido la violencia, no puede convertirse en el recurso facilón en el que basaron toda una campaña, olvidándose de los problemas del día a día de los y las ciudadanos y ciudadanas.

¿Os acordáis de El Lute? En aquellos años sin serpientes de verano se comentaba que la Guardia Civil procuraba soltar al bandolero más famoso solo para que los periódicos, a falta de noticias relevantes, notificaran de sus andanzas, hasta que lo volvían a cazar y a la trena a pasar el invierno.

En España, nos guste o no, desde hace varias décadas se ha instaurado un sistema de gobierno bastante parecido a una democracia, en cuya construcción ha colaborado muchísima gente en este estado. Empresarios, trabajadores, medios de comunicación, ciudadanos, etcétera, y también políticos, que sobre todo en las primeros años ponían el progreso y bienestar de los españoles por encima de sus planteamientos partidistas.

Y ahora, después de más de 40 años de trabajo, para conseguir entre todos colocarnos al nivel de la media de los países más desarrollados, cuando nos convocan a la expresión más exquisita del sistema como son unas elecciones, los partidos, en lugar de aprovechar la campaña para demostrarnos que tienen la capacidad de gestionar todo lo que la sociedad en su conjunto ha creado y puesto en sus manos, sueltan al Lute, precisamente para ocultar su incapacidad para generar propuestas que convenzan a los españoles.

Y ETA ganando batallas.

¿Os imagináis unas elecciones en el Estado francés en las que los candidatos centren el debate en el terrorismo, echándose los muertos unos a otros como si fuesen pelotas de ping pong? Y mira que lo han sufrido.

El otro día un experto de estos que nunca sabes quién le ha dado el carnet, aseguraba en televisión que en ningún país de Europa consentirían que terroristas excarcelados fueran jamás en listas electorales. Le pido que repase las listas del Sinn Fein en Irlanda del norte y en el ceremonioso parlamento inglés en estos últimos años.

Los muertos les importan una mierda. Siempre los han utilizado. El otro día la presidenta (de momento) solo de los madrileños, en el colmo de las declaraciones más repugnantes que hemos escuchado en la pasada campaña, nos soltaba aquello de que ETA está muy viva, sin haber sufrido ni de lejos las barbaridades cometidas por esa banda y sus consecuencias en pueblos, familias con víctimas y vidas rotas, secuestros que acababan con tiro en la nuca, mientras la tipa en cuestión como buena adolescente se paseaba por las discotecas de Madrid cantando canciones de Hombres G. Tanto es así que la propia asociación de víctimas denunciante de la incorporación de etarras en las listas le ha reprochado la utilización de las víctimas como baza electoral.

Evidentemente, no es solo esta tipa. Hay gentes, partidos, medios de comunicación... que han hecho del manoseo de la violencia y sus consecuencias elemento fundamental de su existencia, y sobre todo de sus cuentas de resultados, electorales y económicas. Parece mentira que la línea política en determinados sectores de este país la marque un sujeto denunciado por conducir borracho, condenado por insultos a un doctor y al que tuvieron que embargarle las cuentas para que cumpliese la condena impuesta. Es inexplicable que determinados poderes mediáticos y políticos de este estado consideren que lo que marca este sujeto hay que transmitirlo, como si fuera palabra de dios. Ahora, de cara a las próximas de julio, ya están como pollos en nido con el pico abierto esperando a lo que mande el barbas desde la Puerta del Sol.