Es una práctica saludable en las organizaciones y, más si cabe, en la Administración, rendir cuentas una vez finaliza una etapa. La legislatura 2019-2023 toca a su fin y qué mejor momento para hacer este balance que el 12 de agosto, jornada en la que se conmemora el Día Internacional de la Juventud. Iniciamos esta legislatura con la recuperación del Instituto Navarro de la Juventud, eliminado en 2012, como organismo autónomo referente para ejercer un papel vertebrador en la materia junto con otras administraciones, transversal a todo el Gobierno de Navarra y facilitador de un mayor contacto con la población joven.

Estos años han supuesto un punto de inflexión ya que, para abordar una necesaria adaptación a la actualidad, hemos llevado a cabo una adecuación del organigrama, de tal manera que podamos implementar mejor las políticas públicas dirigidas a la juventud. Por un lado, la reorganización de la estructura, adaptándola a las líneas estratégicas prioritarias: participación social, entidades juveniles, ocio educativo e información juvenil. Y, por otro, la modificación de la plantilla orgánica, que apenas había sufrido cambios con el paso de los años, a pesar de la evidente transformación de la juventud y de la propia Administración. Para ello, hemos creado nuevos perfiles profesionales de nivel técnico que aseguran, a largo plazo, el cumplimiento de los objetivos marcados para el organismo.

El desarrollo normativo ha sido especialmente productivo. Hemos actualizado normas obsoletas, como los decretos forales que regulan el Consejo de la Juventud, los Galardones de Juventud o las Escuelas de Educación en el Tiempo Libre y las titulaciones que imparten. También hemos desarrollado mediante orden foral, aspectos pendientes de la Ley de Juventud como la Comisión de Coordinación de la Política Juvenil Local, algo esencial teniendo en cuenta que los ayuntamientos también son competentes en la materia, o el Consejo Interinstitucional de Juventud, para propiciar una mayor relación de la Administración con la población joven.

En cuanto a programas puestos en marcha, podemos destacar la reactivación de la Red de Información Juvenil. Era necesario actualizar metodologías, formar y cualificar al personal que atiende las oficinas y asentar un trabajo en red que permitirá ampliar a todo Navarra este tipo de servicios. Nos hemos adherido a la Agencia Europea de Información y Asesoramiento Juvenil (ERYICA) y, por otro lado, el próximo mes de septiembre echará a andar el programa de corresponsales en 5 localidades, a modo de experiencia, que servirá para difundir la información entre la gente joven, de igual a igual. Cabe subrayar también la creación de Tok Tok, a modo de asesoría de bienestar emocional. Y, cómo no, la colaboración en la implantación en acciones relativas a la igualdad y prevención de violencias machistas, en el ámbito de la educación no formal, así como el desarrollo de programas que proporcionan espacios de ocio y tiempo libre, desde una óptica de ocio educativo. Miles de jóvenes se han involucrado en actividades, programas de creatividad, participación, campamentos, voluntariados, talleres y cursos. Además, hemos invertido más de medio millón de euros en la puesta a punto de los tres albergues juveniles del Gobierno de Navarra. Lugares ideados para favorecer el encuentro y la convivencia, que posibilitan el intercambio cultural y de experiencias, reformados según criterios de seguridad y eficiencia energética, paliando el déficit inversor anterior.

No hay ahora espacio para un análisis mucho más exhaustivo, que daría para mucho, ya que es interesante también plantear el trabajo pendiente. Porque, es obvio que queda camino por recorrer. Quizás sería buen momento para plantear una actualización de la Ley de Juventud. Seguro que se puede avanzar para garantizar el derecho al tiempo libre educativo en condiciones de equidad, con independencia de las circunstancias personales o familiares. La juventud nos demanda la implantación de asesorías especializadas y programas de prevención en el ámbito de las violencias machistas, las adicciones, de las relaciones afectivo sexuales y de la salud mental, entre otros. Y, por supuesto, abordar otras materias que, aunque no sean específicas del ámbito competencial de juventud, importan y mucho, a la población joven: trabajo decente, vivienda accesible, afrontar la emergencia climática, los cuidados… Aspectos importantes para personas de todas las edades, pero que tienen mayor importancia para las más jóvenes, ya que pueden contribuir a su transformación durante un periodo de tiempo más largo.

En definitiva, en el Instituto Navarro de la Juventud, nos gusta decir que es nuestra labor transformar en acciones concretas las reivindicaciones de esta conmemoración del Día Internacional de la Juventud. Y hoy, más si cabe, puedo afirmar que, el esfuerzo de estos años deja buenos mimbres para el nuevo ciclo político. Objetivo: ir más allá de lo logrado, podemos mirar a la próxima etapa con ambición. Finalmente, creo que en este día es imprescindible –obligatorio, incluso– poner en valor el compromiso de la juventud navarra y la fortaleza que han demostrado a lo largo de los últimos años. En uno de los momentos a priori más ilusionantes de la vida de cualquier persona, en una edad marcada por el deseo de explorar, viajar, embarcarse en proyectos y conocer gente, aprender y aprehenderlo todo, han tenido que enfrentarse a una pandemia mundial, viendo truncados cualquier posible proyecto a corto plazo. Sin embargo, han demostrado ser un ejemplo de superación y adaptación, han aprendido a convivir con la incertidumbre, a sobreponerse a las circunstancias y a seguir esforzándose por procurarse un buen futuro, tanto en lo individual, como en lo colectivo.

Son las personas jóvenes también quienes han alzado la voz para llamar la atención sobre la importancia de la salud mental y llevar este asunto a la conversación mediática y social; quienes han salido a la calle para manifestarse por el medio ambiente y en protesta de la crisis climática; quienes han tomado el testigo de la lucha por los derechos de las mujeres y de las personas LGTBI+; y quienes, a pesar de la incertidumbre, han seguido emprendiendo, generando riqueza en nuestra comunidad y haciendo realidad sus proyectos. Es por eso que me gustaría terminar dando las gracias a todos y cada uno de las y los jóvenes navarros: por su esfuerzo, por su talento, por su valentía. Por mantener la ilusión a pesar de las dificultades. Gracias a todas ellas y ellos por su contribución para hacer de nuestra tierra un lugar más próspero y mejor.

*El autor es director gerente del Instituto Navarro de la Juventud