Como todas sabemos, el Departamento de Educación de Gobierno de Navarra ha decidido, por fin, el tipo de jornada escolar que cree adecuado para nuestros hijos e hijas. Atendiendo a las conclusiones del Consejo Escolar de Navarra, formado por personas expertas en varias disciplinas, y a las peticiones provenientes de Europa, ha optado por la jornada escolar partida. Cabe resaltar la valentía de esta decisión, ya que implica desafiar el deseo de la mayoría de la plantilla al servicio del Departamento.

Y es que la jornada partida se ha destacado por su capacidad para respetar los biorritmos de los txikis, ofrecer una mejor gestión de la crononutrición (al proporcionar un mejor horario de comidas) y tener impactos positivos en el bienestar socioemocional del alumnado. También se asocia a una reducción de deberes para casa, aprovechamiento de los picos atencionales, indicios de mejor rendimiento académico, mayor inmersión lingüística y una posible disminución de desigualdades sociales y de género, etcétera.

Sin embargo, posiblemente consciente de la controversia que esta resolución genera entre el profesorado, el Gobierno ha vuelto a dejar abierta la posibilidad de que seamos las familias las que tomemos una decisión que debería corresponder al propio Gobierno, en atención a los múltiples intereses en juego y primando el “interés superior del menor” que consagra la legislación, y no tomarla las familias, que tendemos a primar el interés superior de nuestra propia situación.

En cualquier caso, este año toca votar otra vez la jornada en varios centros escolares. Como en otras ocasiones, estamos llamadas a votar las familias desde 1° de Infantil hasta 5° de Primaria. Sin embargo, el principal cambio con respecto a años anteriores es que esta vez votamos, al menos, para cuatro cursos. Así pues, las familias de 5º de Primaria votarán para disfrutar un solo curso, mientras que las tres quintas que se matricularán en próximos cursos, incluido este mismo (familias de txikis nacidas entre 2021 y 2023, al menos), deberán acatar lo que ahora votemos. Y digo “al menos” porque, de salir elegida la jornada continua, hay muy poca posibilidad de reversión en adelante ya que, en gran medida, queda en manos del profesorado.

Por tanto, creo que las familias que estamos llamadas a votar debemos tener en cuenta el impacto en los cursos futuros y la dificultad de revertir la decisión si se elige la jornada continua. Invito a votar con empatía, recordando cuando eran nuestros hijos e hijas los que llegaban de la escuela infantil a la eskola de mayores en jornada continua (en nuestro caso, por estar en pandemia): Cómo nuestros hijos e hijas pasaban de comer a las 11.30 en la escuela infantil a las 14.00 en la escuela de mayores, cómo a veces salían tan cansadas que se nos dormían en los parques, cómo apenas disfrutábamos del patio de la escuela...

Por suerte, mi segunda hija empezó la eskola ya en jornada partida y la experiencia fue totalmente opuesta. En cierta medida, y salvando lo expuesto, entiendo como una suerte haber tenido la oportunidad de comparar ambas jornadas.

Imagino que habrá txikis de los últimos cursos de Primaria que preferirán ir de continua. O no ir. Como imagino que también preferirán almorzar todos los días nocilla, cenar todos los días pizza y pasar todos los días un par de horas delante de la tele. Son niños y niñas. Creo que es comúnmente compartido que no podemos dejar en sus manos todas las decisiones...

Como en todo, existen diversas opiniones y todas ellas son legítimas y respetables. Simplemente, me gustaría invitar a las familias que pudieran estar en duda a considerar todos los factores en juego.

*La autora es ama de Patxi Larrainzar