Vivimos tiempos complicados, no es fácil estar sano en un sistema enfermizo, muchas veces la locura es la forma más adaptativa de sobrevivir al caos de este sistema capitalista y patriarcal. La locura sensata, que hemos adoptado muchos adultos, es la lucha incansable por proteger a nuestros menores del estrés y del mundo del rendimiento por encima de todo, por eso seguimos trabajando por una jornada continua, donde la flexibilidad da diferentes opciones a las familias y poder acabar antes, da oxígeno y tiempo para no caer en el mundo asfixiante de los adultos. Creemos que tanto el aprendizaje de conocimientos como de valores y habilidades socioemocionales se pueden adquirir perfectamente sin un esclavo horario que en numerosas ocasiones superan las 8 horas entre clases, tareas y estudio (sin contar traslados, extraescolares y terapias o apoyos).

No se trata de escapar del colegio, al contrario, se trata de proteger este espacio, y que el tiempo que se está en él sea eficaz y para disfrutarlo. No olvidemos que la escuela es para que los menores adquieran habilidades relacionales, emocionales y conocimientos, no para que los adultos podamos trabajar. Lo dicen profesionales de la salud mental, se cree que los menores de hoy en día son los más mimados, y en realidad son una generación muy abandonada emocionalmente, por favor cambiemos la forma de construir el sistema.

Tampoco queremos que el cole sea un lugar donde se alargue el tiempo para todos los menores. Sabemos que existen muchas familias desestructuradas cuyos niños y niñas sufren conflictos intrafamiliares, y donde para ellos y ellas el colegio es su refugio y buen hacer, pero no podemos poner a toda la infancia en el mismo lugar, ya que por poner un ejemplo, otros muchos menores están perjudicados por el exceso de horas fuera de casa. Toda la infancia no necesita las mismas medidas, hablamos de equidad para tratar a cada uno según sus necesidades y circunstancias y sin perjudicar a los otros. Está claro, la jornada continua se acerca más a esta filosofía.

Considerar la jornada partida como una solución para los más vulnerables es querer cuidar sin producir realmente ningún tipo de cambio. Debemos buscar apoyos y ayudas en otros estamentos (psicólogos, servicios sociales, ayuntamiento, etcétera) para que estas familias puedan sanar su herida y así puedan hacerse cargo de la crianza de los menores, quitando peso emocional en sus mochilas, y así probablemente en las aulas se podrán vivir ambientes más saludables. Y, por favor, dejemos de ver un daño para los más vulnerables que menores que pueden pasar tiempo con sus familias lo hagan.

Recordemos que los profesores son profes, no son ni psicólogos, ni mediadores, ni trabajadores sociales, con sus buenas intenciones ejercen un poco de todo, pero ésta tampoco es la solución. Se lleva años dando subvenciones a familias con recursos, ¿sería mucha locura sensata redirigir a esta verdadera necesidad ese dinero?

Vamos a seguir luchando por el bienestar psicosocial de los menores, por los que viven en familias vulnerables, por los que viven en familias con recursos, los que necesitan más tiempo en el cole, los que necesitan estar menos horas, por cada uno y una de ellas, vamos a seguir luchando por una jornada continua que permite atender a un gran abanico de necesidades, porque creemos que la única forma de acabar con la violencia es atender a la infancia como se lo merecen.

Señor Gimeno, hoy nos juntamos a las 8:45 en los colegios y a las 12 h. en el Departamento de Educación para volver a pedirle lo que ya hemos hecho por activa y por pasiva, una votación justa, implantar la jornada continua en toda la educación pública de Navarra que es lo que el pueblo está pidiendo, o su dimisión.

Plataforma jornada continua para todas las escuelas con representación en colegios Auzalar y San Miguel de Orkoien, Mendialdea I de Berriozar, Erreniega y Catalina de Foix de Zizur, Irulegi y San Pedro de Mutilva, Gares- Puente La Reina, Zubiri, Amaiur, Etxalar, Irain de Lesaka, Bernart Etxepare y Patxi Larrainzar de Iruñea-Pamplona.