Desde 2001, el 26 de septiembre se celebra anualmente el Día Europeo de las Lenguas, iniciativa que hace bandera de la rica diversidad cultural y lingüística que posee Europa. Las 24 lenguas oficiales, las más de 200 lenguas propias y las 60 lenguas regionales habladas entre los más de 700 millones de ciudadanos/as enriquecen el continente europeo y son un elemento esencial de su patrimonio cultural.

Una de las principales metas que desea implantar esta celebración en Europa es la de concienciar a los habitantes sobre el enorme potencial que tienen los idiomas como herramienta profesional e intercultural y preservar la cultura de los países y asegurar su pervivencia a lo largo de las generaciones futuras. Las lenguas y las identidades dan color y sabor a los pueblos.

El lema elegido para la edición de 2024, “Lenguas para la paz”, hace hincapié en el papel crucial de la diversidad lingüística y la educación en lenguas para promover una cultura de paz, convivencia y democracia. El cambio de paradigma de sustituir la cultura de la guerra por la cultura de la paz es imprescindible; por ello, entendemos que ese mundo en paz también reconoce el espacio y el protagonismo de todas y cada una de las culturas y de las lenguas.

El principio que subyace en la afirmación de que todos los seres humanos son iguales en dignidad se puede trasladar a las lenguas ya que todas las lenguas son iguales en dignidad, más allá del número de personas que las utilicen o sean más o menos favorecidas por el estatuto político; todas tienen la capacidad de unir a las personas, abrir puertas a otras culturas y afianzar la comprensión intercultural; razón por la cual la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa viene subrayando desde hace años que el interculturalismo y la diversidad lingüística son valores a promocionar y toma en cuenta el derecho a usar la lengua minoritaria tanto en la vida privada como en la pública, además de que se deben proteger y promocionar dichas lenguas puesto que son una importante contribución a la construcción de Europa.

La sociedad navarra demuestra que valora, respeta y aprecia la diversidad lingüística de su territorio con sus dos lenguas cooficiales; por eso es fundamental que sus autoridades respeten también esa diversidad tanto cultural como lingüística, adoptando políticas lingüísticas, que vayan normalizando la situación del euskera, que es nuestra lengua propia.

La Federación Navarra de Ikastolas, en coherencia con su misión de normalización de la lengua y cultura vasca, se suma un año más a esta iniciativa que persigue subrayar la importancia de aprender lenguas; incrementar el conocimiento y la conciencia del valor de las lenguas; y motivar el aprendizaje continuo de las lenguas a lo largo de toda la vida. Consideramos la lengua como el vehículo transmisor de conocimientos culturales y a la vez un instrumento para el conocimiento y adquisición de la cultura, por lo que entendemos que, para conocer suficientemente una lengua, para el desarrollo de una buena competencia lingüística, es necesaria la adquisición de cierta competencia cultural de la comunidad que emplea dicha lengua. Las Ikastolas comparten los ejes programáticos de la educación lingüística europea, colocando a las lenguas como un contenido transversal en el currículum escolar.

Más de medio siglo después continúan inmersas en el gran reto del desarrollo de un multilingüismo equilibrado que apuesta por la revitalización del euskera como lengua propia minorizada, junto con la preparación para una sociedad cada vez más multilingüe y multicultural. Saben que en tanto centros educativos han contribuido a aumentar el número de alumnado euskaldún, aunque son conscientes de que la lengua dominante es el castellano. Por eso, desarrollan planes complementarios para reforzar el uso del euskera tanto dentro como fuera de la ikastola.

Hoy en día, a pesar de que las diez principales lenguas del mundo engloban, aproximadamente, la mitad de la población mundial, pocos cuestionan la idea de conservar todas las lenguas por su importancia cultural y su herencia sociohistórica. Para la conservación de las lenguas y paliar los efectos de políticas de restricción o persecuciones lingüística llevadas a cabo a lo largo de la historia, es imprescindible construir un marco político sólido, administrativo y cultural que apoye a los hablantes en sus territorios, ya que ninguna lengua puede existir si no es transmitida por una comunidad de hablantes. Las lenguas son realidades vivas que necesitan, para reproducirse, que las sociedades puedan utilizarlas en los diferentes ámbitos de sus vidas: la educación, el ocio, la sanidad, la administración…

La búsqueda del respeto y la paz lingüística ha inspirado a las ikastolas de Navarra en su dilatada andadura. La imagen de un planeta en armonía lingüística, de comunidades interconectadas, sirve ya para imaginar una mejor convivencia, que genera espacios donde conviven las lenguas propias.

*El autor es director de la Federación Navarra de Ikastolas