El 26 de noviembre de 1993, hace hoy 31 años, se inauguró el Planetario de Pamplona, ocupando un extremo del parque de Yamaguchi que aún no se había convertido en ese amable jardín japonés que incorpora una versión a escala de nuestra galaxia. Por primera vez en la Historia de Navarra se abría un centro público de cultura científica abierto a la ciudadanía y con una especial mirada al mundo educativo, al que también por primera vez en España se dedicaba una programación específica y diseñada para cada nivel educativo.

Nació con la vocación de ser el lugar donde la ciencia pudiera ser mostrada, pero sobre todo donde se favoreciera una visión abierta y crítica sobre este mundo cambiante, compartiendo espacio y tiempo con otras formas culturales. Y por supuesto apostando por la astronomía: hace 32 años ya se veían en el cielo cometas, conjunciones planetarias o lluvias de estrellas, aunque aún nadie lo contaba por aquí; así que nos convertimos en narradores de las maravillas de un universo que estaba sobre nosotros, y de los descubrimientos que se iban a suceder en este nuevo milenio, también de los horrores que nos iban a amenazar.

Desde el comienzo quisimos celebrar la ciencia y la técnica en lo que nos aportaba para mejorar el mundo, acogiendo encuentros, exposiciones y produciendo películas de planetario que planteaban historias que lo mismo recorrían la Vía Láctea, es decir, el camino de Santiago; que nos llevaban a desvelar Venus o viajar con la poesía por el universo de Lorca; un jardinero que quería ser astronauta o una niña que caminaba del revés con los pies en el cielo o el gran programa del Año Internacional de la Astronomía sobre la evolución cósmica y la evolución biológica, que hicimos con más de 20 planetarios de todo el país. Todo eso ha sido posible gracias a un pequeño equipo lleno de energía y cariño por este centro. Hemos organizado cada noviembre semanas de la ciencia desde hace más de 30 años (salvo este año) y hemos conseguido poner el nombre de Pamplona entre los referentes de la divulgación científica.

Es el primer aniversario del Planetario que me pilla fuera sin estar metido en la organización de alguna actividad especial para conmemorar que hemos hado una nueva vuelta al Sol. Por eso lo comento por aquí, porque la prensa y los medios de comunicación han sido aliados desde el primer día y, ahora que los planetarios están

cumpliendo su primer centenario, el de Pamplona, ya en su madurez, merece también quien le recuerde con cariño. Quizá por eso nos inventamos lo de pamplonetario: para darle un nombre especial a un centro diferente, el de aquí mismo, el de todas historias de un mundo cambiante y complejo, el de todas las personas que nos han acompañado. ¡Feliz cumpleaños, Pamplonetario!

El autor es astrofísico y comunicador científico