Me dirijo a ustedes para poner de manifiesto una situación alarmante que afecta a los niños de Mutilva y alrededores. Este es un problema que no solo pone en riesgo la salud de nuestros pequeños, sino que refleja la falta de atención y la creciente precariedad del sistema de salud en nuestra comunidad.
Esta mañana, al llamar al centro de salud de Aranguren, en Mutilva, para gestionar una consulta pediátrica para mi hijo de 16 meses, me informaron de manera asombrosa que no tenemos pediatra. Tras preguntar por la causa, me indicaron que nuestro pediatra se había marchado la semana pasada y que, a pesar de esta vacante, no se ha enviado un sustituto. Según me explicaron, si la consulta no es urgente, no se cita, y si lo es, se trata de asumirla entre el resto de pediatras del centro, que ya están trabajando a máxima capacidad.
La respuesta recibida es aún más preocupante: desde el centro de salud nos han informado que, a pesar de que están llamando constantemente a personal de sanidad para que envíen a un pediatra que cubra esta vacante, no reciben respuesta positiva. Nos comunican que les transmiten desde personal que no tienen la intención de enviar a nadie, y que a pesar de las reclamaciones diarias que se hacen desde el centro de salud, no se están tomando medidas efectivas para solucionar el problema. Esta falta de respuesta por parte de las autoridades competentes es inaceptable y nos deja en una situación de total indefensión.
A pesar de la gran profesionalidad del personal del centro, se hace evidente que esta situación es insostenible. El centro de salud está absolutamente desbordado, y los niños de Mutilva, entre ellos mi hijo, se encuentran en una clara situación de indefensión. No quiero ni pensar en los posibles diagnósticos tardíos que podrían derivar en problemas más graves, simplemente porque no hay un pediatra que atienda adecuadamente a nuestros hijos. La atención pediátrica es esencial, y la falta de profesionales está poniendo en riesgo la salud de los más vulnerables.
A través de esta carta, quiero denunciar públicamente la injusticia que supone pagar por una sanidad que, en la práctica, no está garantizando la atención que nuestros hijos necesitan. Este servicio no es que sea deficiente, sino que es prácticamente inexistente. El gobierno y los responsables políticos deben ser conscientes de la gravedad de la situación y poner soluciones inmediatas. Necesitamos un pediatra ya, no mañana, no en unas semanas.
Es un hecho que la situación de los niños que se quedan sin pediatra, en una etapa tan crítica para su desarrollo y salud, es insostenible. La falta de atención no solo afecta a los niños, sino también a los profesionales del centro, que se ven obligados a asumir cargas de trabajo imposibles. Además, el impacto de no detectar a tiempo ciertas patologías puede tener consecuencias muy graves a largo plazo.
Por otro lado, me parece indignante que, en un contexto donde los políticos presumen de crecimiento y mejoras, la realidad de los hogares sea completamente diferente. Los ciudadanos de a pie, los que estamos pagando impuestos, nos vemos cada vez más desprotegidos, con menos servicios y mayores cargas. Esto no puede seguir así. La situación debe cambiar ya.
Espero que este artículo sirva para dar visibilidad a la crítica situación que estamos viviendo y que sirva de impulso para que se asignen los recursos y el personal necesarios. La salud de nuestros hijos está en juego y no podemos seguir esperando.